

Kevin Costner vive una tormenta personal y profesional sin precedentes. El actor y director, que fue símbolo del Hollywood clásico, se encuentra en el centro de una serie de conflictos que ponen en duda su continuidad en la industria. El informe publicado por The Hollywood Reporter detalla una sucesión de episodios que combinan tensiones en los rodajes, disputas legales y pérdidas millonarias, con un punto de inflexión en su relación con la serie Yellowstone.


El clima en el set se volvió insostenible durante su última temporada. Costner protagonizó un fuerte cruce con Wes Bentley, su compañero de elenco, que terminó en un forcejeo y en lágrimas de la actriz Kelly Reilly. La pelea surgió cuando el actor, también productor ejecutivo, insistió en modificar una escena para ajustarla a su visión, en desacuerdo con el guion original de Taylor Sheridan, creador de la serie. El incidente derivó en una pausa temporal de la filmación y marcó el inicio del deterioro total del vínculo entre Costner, Sheridan y el resto del equipo.
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“A Kevin no le gustó que lo contradijeran y se abalanzó sobre Bentley. No hubo golpes, pero se empujaron y discutieron hasta que los separaron”, relató una fuente del rodaje. Este episodio, sumado a viejas disputas, consolidó su reputación de “imposible”. Según varios testimonios, muchos colegas aseguran que no volverían a trabajar con él, mencionando conflictos de pago, juicios y diferencias creativas que lo distanciaron de figuras como Clint Eastwood y Kurt Russell.

Su antiguo representante, Rick Nicita, fue tajante: “Él sabía lo que quería y, si no lo conseguía, no negociaba. Tiene una confianza que para algunos roza la arrogancia”, explicó. Esa obstinación, que en los 90 lo llevó al éxito, hoy parece haberlo dejado aislado en una industria más pragmática y menos tolerante con los egos.
El ascenso de Costner fue meteórico. Danza con lobos lo consagró en 1990 con siete premios Óscar y una recaudación global de 424 millones de dólares. Luego vinieron éxitos como Robin Hood, JFK y El guardaespaldas, que lo transformaron en una superestrella. Pero la fortuna cambió con Waterworld, una producción plagada de retrasos y sobrecostos que terminó convertida en símbolo de fracaso. El cartero, su siguiente intento épico, confirmó la caída. La era dorada de Costner se apagó bajo el peso de su propio perfeccionismo.
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Su regreso con Yellowstone lo devolvió al centro de la escena, aunque el éxito televisivo reavivó sus conflictos internos. La serie lo reubicó en la cima, pero también expuso su dificultad para trabajar en equipo. En medio de las grabaciones, Costner comenzó a concentrarse en Horizon: An American Saga, su proyecto soñado desde 1988, una epopeya del oeste que terminó convirtiéndose en su gran tropiezo.
El rodaje de Horizon estuvo marcado por caos financiero y malas decisiones. Costner invirtió 38 millones de dólares de su propio bolsillo y puso como garantía una propiedad valuada en 60 millones. El presupuesto final superó los 100 millones, y ni el apoyo de inversores ni las preventas internacionales pudieron salvar la producción. Horizon se estrenó en Cannes en 2024, recibió una tibia ovación y una crítica demoledora. Warner Bros. suspendió el lanzamiento de la segunda parte y los socios comerciales comenzaron a retirarse.

“Nadie sabía qué pasaba con el dinero, ni siquiera Kevin”, contó Marc Weinstein, exjefe de producción. “Le permitía a su asesor financiero tomar decisiones sin control. No se dio cuenta del costo real de todo esto. Me parte el alma.” La falta de transparencia, las pérdidas y el fracaso en taquilla empujaron a Costner a una crisis económica que amenaza su patrimonio.
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Los efectos del colapso de Horizon fueron devastadores. Costner enfrenta demandas con bancos, estudios y una doble de riesgo, mientras intenta mantener en pie su compañía Territory Pictures. A la par, comenzó a ofrecer conferencias pagas y evalúa lanzar una marca de ron para generar ingresos. Aun así, insiste en terminar la saga y levantar un estudio de cine en Utah valuado en 100 millones, aunque los inversores ya dudan de su continuidad.
Entre escándalos, pleitos y frustraciones, Kevin Costner parece encarnar el ocaso de una generación de estrellas que dominaron Hollywood a fuerza de carácter y ambición. Para algunos, sigue siendo un artista fiel a su visión; para otros, un símbolo de exceso y obstinación. El futuro del actor, una vez intocable, hoy pende de un hilo entre la redención y el retiro.
Fuente: The Hollywood Reporter


















