Ricardo Darín, entre el teatro, El Eternauta y una mirada sin filtro sobre la Argentina

“La cultura pasa por expresarse, si solo te referís al resultado es un poco perverso”, dice Ricardo Darín, con esa mezcla de calidez y lucidez que lo define. Desde Valencia, el actor argentino interrumpe su gira por España para conversar sobre arte, política y emociones, mientras prepara su regreso al Teatro Coliseo de Buenos Aires.

Entre risas, cuenta que está algo congestionado pero entusiasmado. “Hay gente que la ha visto dos, tres, cuatro veces. Me encuentro con cosas rarísimas”, confiesa sobre Escenas de la vida conyugal, la obra dirigida por Norma Aleandro que protagoniza junto a Andrea Pietra. Las funciones en Buenos Aires ya tienen todo vendido y se agregaron nuevas fechas ante la demanda.

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“El público se identifica con esta pareja porque reconoce situaciones que vivió o que alguien cercano vivió”, explica. Para Darín, el éxito de la obra está en su naturalidad: en mostrar lo que se siente, no lo que se espera. Ese ida y vuelta con el espectador, dice, es lo que lo mantiene enamorado del teatro.

El actor también habló del fenómeno global que generó El Eternauta. “Se multiplicó la exposición, eso es lo que tienen las plataformas. En España me esperaba gente de Rumania, Holanda, Italia o Bélgica”, detalla, sorprendido por la magnitud del impacto internacional. Confirma que ya leyó parte del guion de la nueva temporada y que “lo que viene es muy impactante”.

En España encontró fanáticos de la historieta original. “Hay un culto por el cómic muy grande. Para ellos, escuchar ciencia ficción en nuestro idioma fue muy fuerte”, dice. La historia, adaptada por Bruno Stagnaro para Netflix, logró llegar a públicos que antes desconocían la obra de Oesterheld.

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Darín también se detuvo a hablar de la relación entre cultura y política, y fue contundente. “Toda forma de estímulo a las nuevas generaciones otorga oportunidades. La cultura pasa por expresarse, no solo por los resultados”, afirmó, en alusión a la polémica por los subsidios del INCAA. “Una cosa es auditar, otra es bajar la cortina. Ahí hay una gran diferencia.”

Consultado por los dichos de Guillermo Francella sobre el cine argentino, Darín fue claro pero respetuoso: “No coincido con él, aunque tiene todo el derecho del mundo de pensar distinto. Escuché críticas a su película, pero me da curiosidad verla”, reconoció.

Desde el exterior, su mirada sobre la Argentina suena entre la preocupación y la esperanza. “A veces da bronca la pérdida de tiempo, la falta de criterio. Parece que existiera una realidad paralela entre el país y sus funcionarios”, opinó. Y añadió, con tono reflexivo: “Pensábamos que la sangre joven iba a cambiar las cosas, pero envejece rápido al llegar al poder. Ojalá llegue un recambio real”.

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Lejos del ruido político, Darín atraviesa un momento personal que lo conmueve: será abuelo. “Está todo el mundo contento, pero yo soy cauto. No me gusta gritar los goles antes de que la pelota entre al arco”, confiesa, entre ternura y humor. “Estoy grande porque estoy grande, no porque vaya a ser abuelo”, remata, riendo.

Con el aplomo de los años y la pasión intacta, Ricardo Darín sigue eligiendo contar historias. Desde el teatro o la pantalla, su voz mantiene viva una manera de mirar el mundo sin imposturas ni fórmulas.

Fuente: Infobae