La camioneta de Pedro.
La desaparición de la pareja, de 69 y 79 años, movilizó a toda la estructura provincial. Drones, perros, patrullas y voluntarios recorren el Cañadón de Visser desde hace más de una semana, luego de hallar la camioneta en medio del desierto. La Fiscalía y la Policía del Chubut mantienen abierta la búsqueda, mientras el SIFEBU nacional incorporó sus fichas en el registro de personas extraviadas.
En Comodoro Rivadavia no es la primera vez que una desaparición conmueve a la comunidad. Desde 1995, al menos diecisiete casos permanecen sin resolución completa. Cada nombre tiene detrás una familia que todavía espera una respuesta.
Entre los más recordados está Iván Eladio Torres, detenido por la Policía en octubre de 2003 y visto por última vez en la comisaría Primera. Su caso fue reconocido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos como desaparición forzada, un hecho inédito en la historia judicial argentina.
Otros nombres completan una cronología de ausencias: Nicolás Capovilla, desaparecido en 2016; Victorio Joursin, de 75 años, buscado desde 2020; Norma “Lily” Carrizo, vista por última vez en Rada Tilly en 2017; y Hernán Soto, el niño de 10 años que se perdió en el camping San Carlos en 1997. También está Araceli (Miguel) Linares, la primera persona trans desaparecida en la ciudad, en febrero de 1998.
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En el año 2023, se produce la desaparición de Diego Alejandro Barría, un joven cuyos restos aparecieron dentro de un tiburón. El muchacho de 32 años había salido a pasear el 18 de febrero de 2023 en su cuatriciclo por la zona de Rocas Coloradas. El vehículo fue hallado horas más tarde sobre la playa y con destrozos en la carrocería, motivo por el que las autoridades iniciaron rastrillajes para dar con el paradero del damnificado.
El vehículo fue hallado horas más tarde sobre la playa y con destrozos en la carrocería, motivo por el que las autoridades iniciaron rastrillajes para dar con el paradero del damnificado.
Cada historia dejó rastros en expedientes, en murales y en marchas que siguen repitiendo los mismos reclamos: justicia y verdad. La ciudad crece, cambia, se transforma, pero hay familias que todavía no pueden cerrar su duelo.
En los últimos días, el caso de Morales y Kreder volvió a poner el tema en la agenda. Las redes se llenaron de fotos y mensajes de apoyo, mientras los operativos se extendieron hasta la costa y las zonas rurales cercanas. “No perdemos la esperanza”, dijo una de las hijas de Juana, que acompaña los rastrillajes.
En los portales oficiales del Ministerio de Seguridad pueden verse los rostros de quienes aún son buscados. Son fichas, edades, fechas, pero detrás hay vidas suspendidas. El Estado ofrece recompensas y números de contacto, aunque muchas veces la información llega tarde.
OTRAS NOTICIAS
Comodoro Rivadavia tiene memoria. Cada aniversario del caso Torres, organizaciones de derechos humanos y familiares recuerdan que el tiempo no borra las ausencias. En esa misma línea, los nuevos casos se convierten en símbolo de una deuda que todavía persiste.
La búsqueda de Juana y Pedro continúa. Y con ella, la necesidad de que la palabra “desaparecido” deje algún día de formar parte del presente.
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