“La finalidad de la democracia es el bien común y nadie debe quedar afuera”

En el transcurso del especial “Democracia en Voz Alta”, emitido por LU17 Radio Golfo Nuevo y lu17.com, el Padre Pedro Narambuena compartió una profunda reflexión sobre el sentido espiritual y social de la democracia argentina, la importancia de la participación y el compromiso con el bien común.

“Estamos viviendo un domingo electoral, un domingo en el que ejercemos un derecho y una obligación con nuestro voto ciudadano”, expresó al comenzar su mensaje, subrayando que el acto de votar es mucho más que un trámite: es parte del camino colectivo que los argentinos recorren desde hace más de cuarenta años de continuidad democrática.

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Para el sacerdote, la democracia es “el camino que tenemos para buscar la meta del bien común como sociedad”, y la participación activa es clave para sostenerla. Reconoció que existen cansancios, decepciones y frustraciones, pero advirtió que “el camino que tenemos como comunidad es participar”, ya que solo así puede construirse una sociedad más justa y plural.

Narambuena insistió en la necesidad de elegir con conciencia y esperanza, valorando la pluralidad como una riqueza que permite avanzar hacia un bien común donde nadie quede excluido.
“El fin de la democracia es entre todos pensar el bien común, elegir los caminos más convenientes y construir una mesa donde haya lugar para todos”, señaló, llamando a fortalecer la participación real de todos los sectores sociales.

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El párroco de la Catedral María Auxiliadora de Trelew consideró que cada elección es una oportunidad de celebrar el sistema democrático. “Es un día lindo, un día de festejar este camino de más de 40 años de democracia, con sus límites y desafíos, pero siempre con la voluntad de mejorar e involucrarnos”, sostuvo.

Narambuena destacó además la importancia del diálogo, el respeto y el federalismo, pilares que, según dijo, deben guiar todo proyecto de país. También enumeró las prioridades sociales que, a su juicio, deben orientar las decisiones políticas: la vida, la dignidad, la salud, la educación y el trabajo. Recordó las palabras del Papa Francisco sobre las “tres T: tierra, techo y trabajo”, y propuso que esas metas deben ser el corazón de cualquier programa político orientado al bien común.

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El sacerdote reflexionó también sobre la responsabilidad ética del servicio público, al que definió como “uno de los grados más altos de la caridad”. “El que sirve al pueblo debe despojarse de mezquindades, desterrar la corrupción y enfrentar el narcotráfico, que tanto daño está haciendo”, expresó, llamando a cuidar especialmente a los más frágiles.

Finalmente, elevó una oración por la nación argentina: “Pedimos a Dios, fuente de toda razón y justicia, que el respeto al marco constitucional y a las instituciones republicanas sea el camino para alcanzar la verdad, la justicia y la paz”.