
Estados Unidos intensifica su avance en el litio sudamericano: Argentina y Chile, en el centro de la disputa
Actualidad29/10/2025
Sergio Bustos
El interés de Estados Unidos por el litio sudamericano crece a ritmo acelerado. En medio de la competencia global por los recursos estratégicos, Argentina y Chile se convirtieron en piezas centrales del mapa energético internacional, al concentrar algunas de las mayores reservas del planeta.


El gobierno estadounidense impulsa una política de diversificación de fuentes de suministro para reducir su dependencia de China, que actualmente controla la producción, el refinado y la cadena de valor del mineral. La Casa Blanca considera al litio un insumo esencial para la transición hacia energías limpias y la industria de vehículos eléctricos.
Argentina posee alrededor de 4 millones de toneladas comprobadas, lo que la ubica como la tercera reserva mundial, detrás de Chile y Australia. Sin embargo, su producción aún la coloca en el quinto puesto global, un dato que evidencia su potencial sin explotar.
Durante 2024, Buenos Aires firmó un acuerdo con Washington para atraer inversiones y aumentar el comercio en minerales críticos como el litio y el cobre. El convenio busca fomentar la cooperación tecnológica y la industrialización local, con la meta de que el país sume valor agregado antes de exportar sus recursos.
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“Argentina tiene un papel estratégico en la nueva economía verde”, señaló un funcionario del Departamento de Estado norteamericano al anunciar el acuerdo. La iniciativa forma parte de la Estrategia de Seguridad de Minerales Críticos de Estados Unidos, diseñada para asegurar su acceso a materiales indispensables para la movilidad eléctrica.
Chile, por su parte, concentra 9,3 millones de toneladas de reservas y ocupa el segundo lugar mundial en producción. En 2024, el 4,1% de sus exportaciones de litio tuvo como destino Estados Unidos, lo que representa un crecimiento frente al 2,7% del año anterior.
Aunque Asia sigue siendo el principal mercado, Washington ya depende en un 50% de Chile para sus importaciones de litio, y busca reforzar esa relación mediante acuerdos bilaterales e incentivos fiscales.
El gobierno chileno también implementó medidas para atraer inversiones privadas y expandir su capacidad productiva, con foco en la sustentabilidad y la innovación tecnológica. Empresas estadounidenses, europeas y asiáticas compiten por acceder a concesiones en el Salar de Atacama y en nuevos yacimientos del norte del país.
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La alianza entre Estados Unidos, Argentina y Chile redefine el tablero energético regional. Mientras el gigante asiático continúa expandiendo su presencia en Sudamérica a través de contratos con firmas locales, Washington apuesta por acuerdos de cooperación que combinen inversión, transferencia tecnológica y supervisión ambiental.
“La competencia por el litio no es solo económica, también es geopolítica”, analizan especialistas del sector. En los próximos años, la producción sudamericana podría duplicarse, impulsada por la demanda mundial de baterías y almacenamiento de energía renovable.
Con ese horizonte, Argentina y Chile se posicionan como actores decisivos en la transición energética global, en un contexto donde el control de los recursos naturales vuelve a definir el poder internacional.
















