

En la localidad santafesina de Díaz, la incertidumbre crece entre los tamberos que proveen a Sudamericana de Lácteos, una empresa que arrastra tres meses de deuda y que no muestra señales de acuerdo. La industria, que alguna vez perteneció a Parmalat, La Mucca y Lactalis, hoy atraviesa una situación crítica bajo la gestión de Sergio Servio, propietario de Lácteos Servio de Villa María.


El conflicto afecta a unos diez productores del departamento San Jerónimo, que conforman un pool de leche con un promedio de 35 mil litros diarios, equivalentes a un tercio del volumen total que procesa la planta. Según estiman, la deuda ronda los 350 millones de pesos.
“Nos queda adentro una parte de la leche de agosto, todo septiembre y lo de octubre completo”, explicó Sergio Clausen, productor afectado, en diálogo con Bichos de Campo. Agregó que el grupo mantiene la provisión desde la época de Lactalis, “siempre con un trato impecable, pero todo cambió con la nueva gestión”.
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El problema surgió a los pocos días del traspaso. “Al mes que la compra Servio, le embarga la cuenta la AFIP. Nunca supimos qué pasó, pero la situación se complicó muy rápido”, detalló Clausen. Según relató, rebotaron varios cheques, y aunque luego los recuperaron, los pagos siguieron demorándose.
Desde la empresa argumentan que el atraso responde a un exceso de stock y una caída en las ventas, aunque la producción continúa. En los tambos, la paciencia se agota. “Si ahora no la estamos cobrando, y si nos vamos tampoco la cobramos, ¿qué hacemos? Probablemente saquemos la leche y esperemos que nos llamen para negociar”, adelantó Clausen.
El grupo de productores intenta evitar el camino judicial, pero ya evalúa derivar la leche a otras plantas. “Queremos llegar a un acuerdo, pero hasta ahora no hubo ninguna reacción concreta de la empresa”, expresó.
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La situación genera preocupación en la región, donde la industria láctea comenzaba a mostrar signos de recuperación tras meses de baja rentabilidad. Sin embargo, este caso deja al descubierto las fragilidades del sistema y la falta de previsibilidad para los productores.
Fuentes del sector aseguran que “algunas empresas usan la quietud del mercado como excusa para planchar precios o demorar pagos”, afectando a los tambos que sostienen la producción diaria. Mientras tanto, el silencio de Sudamericana de Lácteos alimenta la tensión y pone en riesgo el futuro de decenas de familias rurales.

















