El pulso de Vaca Muerta late en Punta Colorada: orgullo y emoción en la obra más grande de Río Negro

Actualidad31/10/2025Sergio BustosSergio Bustos
soldadores
Soldadores turcos y argentinos con sus banderas.

Desde la Ruta Provincial N°5, las máquinas trabajan sin descanso. A simple vista parecen parte del paisaje, pero para Juan País, ingeniero y gerente del proyecto de Techint, significan mucho más que movimiento: “Esto es épica, una construcción que parecía lejana y hoy se vuelve realidad”, dijo emocionado.

El proyecto Vaca Muerta–Punta Colorada avanza firme, a pocos kilómetros de Playas Doradas. Las estructuras de acero, los caños alineados y el ruido constante de las grúas anuncian el pulso de una provincia que crece. Cada jornada, cientos de trabajadores locales y extranjeros dan forma a una obra monumental que llevará el petróleo neuquino hasta el Atlántico.

En diálogo con Sgnoticias, País habló de “una experiencia profundamente humana”. Agradeció el compromiso del equipo y destacó “la gratitud de los trabajadores, el aprendizaje compartido y el valor de trabajar codo a codo con personas de todo el país y del mundo”.

Su historia personal le da un tono aún más emotivo al relato. “A los 18 años estuve en Choele Choel, en tiempos difíciles con Chile. Hoy vuelvo a Río Negro desde otro lugar, con orgullo y esperanza”, recordó con la voz quebrada.


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Cada día, Juan recorre el predio y saluda a los trabajadores por su nombre. No se trata solo de dirigir una obra: es, según él, “reconocer el esfuerzo colectivo, honrar a quienes ya no están y agradecer a una comunidad que nos recibió con los brazos abiertos”.

Entre los vientos costeros y el ruido del acero, se respira una energía especial. “Detrás de un ingeniero hay una persona”, afirma País, y su frase resume el espíritu que se siente en el lugar. La técnica se mezcla con la emoción, la precisión con el sentido de pertenencia.

El oleoducto no solo transportará energía. También llevará consigo las historias de quienes lo levantaron, las manos curtidas por el trabajo y los sueños que se entrelazan en el horizonte.

Desde Punta Colorada, el proyecto ya simboliza progreso, memoria y futuro. La obra no solo conecta cuencas petroleras: conecta vidas, regiones y esperanzas. Y mientras los caños se extienden hacia el mar, Río Negro escribe un nuevo capítulo en su historia industrial.


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En la costa, el impacto ya se nota. Los comercios locales, los hoteles y los proveedores rionegrinos sienten el movimiento económico que genera la obra. Nuevas familias se instalan en la zona y la comunidad empieza a transformarse. “Es trabajo genuino, con gente de acá y de todo el país”, valoró el ingeniero.

País lo resume en una imagen que repite con orgullo: “Ver el sol caer sobre las grúas y los trabajadores saludando al terminar el turno es la mejor postal del esfuerzo argentino”.

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