

El caso del menor que planeaba un tiroteo escolar en Caballito sigue sumando capítulos. Luego del operativo que terminó con su detención, un familiar salió a dar su versión en un grupo de WhatsApp, donde intentó justificar lo hallado en el allanamiento.


El operativo se realizó en una vivienda sobre la avenida Juan Bautista Alberdi. Agentes del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA) de la Policía Federal ingresaron con orden judicial y encontraron una escena inquietante.
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En el lugar se secuestraron réplicas de armas de fuego —pistolas, un revólver y un subfusil—, cuchillos, gas pimienta, municiones, botellas tipo molotov y una carta de despedida. También había referencias a tiradores en masa como Brenton Tarrant, Anders Breivik y Rafael Solich.

Ante el revuelo que causó la noticia, un familiar del adolescente escribió en un chat grupal que las armas eran de “airsoft”, un deporte con réplicas eléctricas. “No hay peligro de nada, él está controlado en el hospital y sin custodia policial porque se comprobó que no hay riesgo para nadie”, aseguró en uno de los mensajes filtrados.
Según esa versión, el joven —de 16 años— estaba en tratamiento psicológico por depresión. Esta semana iban a realizarle estudios para comenzar una medicación, explicaron sus allegados.
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El menor había sido alumno del colegio Educativo Modelo, donde planeaba realizar el ataque, y actualmente asistía al Instituto Miguel Hernández, también en el barrio porteño de Caballito.
La investigación quedó en manos de la jueza María Romilda Servini, quien ordenó el allanamiento y el secuestro de todo el material hallado. Los peritos trabajan para determinar si las armas fueron modificadas o si podían disparar proyectiles reales.
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En el entorno del joven aseguran que su comportamiento reciente estaba marcado por el aislamiento, el uso constante de internet y una fascinación por los casos de violencia escolar. “Nunca pensamos que podía llegar a algo así”, reconoció otro familiar.
El episodio encendió las alarmas en la comunidad educativa y en organismos de seguridad. Mientras el adolescente continúa bajo observación médica, la Justicia intenta establecer si actuaba solo o si había contactos con grupos extremistas.


















