
Palabras que lastiman: qué evitar decirle a alguien con ansiedad social
Actualidad03/11/2025
REDACCIÓN
Hablar con naturalidad, mirar a alguien a los ojos o participar de una conversación grupal puede parecer algo común, pero para quienes padecen ansiedad social cada uno de esos actos puede volverse un desafío abrumador. Este trastorno, que se manifiesta como un miedo persistente al juicio o la observación ajena, afecta tanto la vida laboral como las relaciones personales y suele comenzar en la adolescencia.


La psicóloga Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudio Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA), explicó que las personas con ansiedad social tienden a analizar minuciosamente cada gesto y palabra de los demás, interpretando incluso las expresiones neutras como rechazo o desaprobación. Ese patrón, sostuvo, se refuerza cuando el entorno resta importancia al malestar o lo confunde con timidez.
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“Temen hacer el ridículo o quedar en silencio sin saber cómo reaccionar, y eso aumenta la sensación de estar siendo observados”, señaló Martínez Castro. Esa necesidad de control los lleva a evitar eventos, presentaciones o incluso reuniones familiares, lo que a largo plazo profundiza el aislamiento y la autocrítica.
Especialistas coinciden en que ciertas frases habituales pueden intensificar la ansiedad, incluso cuando se pronuncian con buena intención. Decir “calmate” o “no es tan grave” es uno de los ejemplos más comunes. La consejera Whitney McSparran, entrevistada por la revista Time, explicó que esas expresiones minimizan lo que la persona siente y generan una presión adicional por controlar algo que no depende de la voluntad.
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Tampoco ayudan los comentarios del tipo “tenés que tener más confianza” o “sé vos mismo”. Según la terapeuta Asha Clark, la ansiedad no desaparece con consejos simples ni con exigencias sobre cómo comportarse, porque “la inseguridad forma parte del cuadro y necesita ser tratada con acompañamiento profesional”. En cambio, ofrecer apoyo sin juzgar y dejar espacio para el silencio o el retiro puede resultar mucho más útil.
En el mismo sentido, la psicóloga Chloe Brotheridge, autora en Psychology Today, advirtió que frases como “tomate algo” o “no pienses tanto” pueden parecer alivios rápidos, pero muchas veces agravan los síntomas. Recomendó promover rutinas que favorezcan el descanso, la hidratación y el bienestar general, en lugar de recurrir al alcohol o la evitación de situaciones sociales.
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Los especialistas coinciden en que acompañar implica escuchar, validar y evitar juicios. Un comentario empático —como “si necesitás un descanso, estoy acá”— puede ser mucho más eficaz que un intento de forzar la calma. También es recomendable valorar conductas positivas y concretas, por ejemplo: “me gusta cómo hablaste de ese tema” o “tu punto de vista me pareció interesante”.
Para quienes buscan ganar confianza, la doctora Charissa Chamorro, del hospital Mount Sinai, sugiere tres estrategias: recordar que sentirse incómodo es parte de la experiencia humana, expresar los nervios en lugar de ocultarlos y reformular los pensamientos negativos con frases más equilibradas, como “estoy ansioso, pero puedo hacerlo igual”.
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En niños y adolescentes, los signos pueden presentarse de manera distinta: dificultades para asistir a la escuela, dolores físicos o reacciones intensas ante situaciones sociales. Según Martínez Castro, la ansiedad social tiene raíces múltiples: factores genéticos, entornos sobreprotectores o experiencias traumáticas de exposición o rechazo.
El tratamiento más eficaz, explicó, es la Terapia Cognitivo Conductual, un abordaje breve y focalizado que ayuda a modificar patrones de pensamiento y conducta mediante ejercicios concretos y tareas fuera del consultorio. Su objetivo es que la persona recupere autonomía y confianza sin depender de la evitación como mecanismo de defensa.
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La ansiedad social, coinciden los expertos, no se supera con frases de aliento improvisadas, sino con empatía, acompañamiento y comprensión del proceso. A veces, la ayuda más valiosa consiste en callar a tiempo y estar presente sin exigir calma.
Fuente: Infobae.



















