
Javier Soto, el bombero de Puerto Madryn que convirtió su vocación en una forma de vida
Chubut04/11/2025
REDACCIÓN
“Ser bombero es más difícil en el día a día que en los 27 años que llevo en la institución”, dice Javier Soto, el nuevo jefe interino del cuerpo activo de Bomberos Voluntarios de Puerto Madryn. Su historia resume lo que significa dedicar una vida entera al servicio sin esperar otra recompensa que la satisfacción de ayudar. Ingresó al cuartel con apenas 17 años, soñando con apagar incendios y rescatar personas. Nunca imaginó llegar a la máxima responsabilidad.


Con la humildad de quien conoce cada rincón del cuartel, Soto recordó sus primeros días como aspirante, cuando veía el mando “como algo lejano”. “Uno entra para servir, no para llegar a un cargo”, expresó en diálogo con #LA17. Después de casi tres décadas de trayectoria, su compromiso lo llevó a convertirse en el primer jefe voluntario en la historia reciente de la institución, un hecho que marca un antes y un después en la conducción del cuerpo activo.
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El suyo no es un cargo rentado. Soto mantiene su trabajo fuera del cuartel y destina su tiempo libre a las tareas de coordinación, asistencia y capacitación. “No me pagan por esto, pero lo elijo porque es parte de mi vida”, remarca. En su relato, no hay lugar para el descanso. El teléfono nunca se apaga, y su jornada no tiene horario fijo. “Desde ahora mi celular no puede estar en silencio ni quedarse sin batería. Uno es responsable de esta institución y tiene que cumplir como lo hicieron los que estuvieron antes”, afirmó.
Durante la entrevista, recordó los años de formación y las más de 480 horas de capacitación que hoy debe atravesar cada aspirante antes de recibir el título de bombero. Esa exigencia, explicó, busca que el servicio mantenga estándares profesionales. “Somos voluntarios, pero debemos actuar como profesionales. La comunidad espera de nosotros eficiencia, seguridad y compromiso”, sostuvo.
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El cuerpo que hoy conduce está preparado para intervenir en emergencias de toda índole: incendios estructurales, rescates vehiculares, incidentes con materiales peligrosos o salvamentos acuáticos. “La gente llama al cuartel por todo, desde un gato en un árbol hasta un rescate en el mar. Y siempre estamos”, contó con orgullo.
A lo largo de estos años, Soto aprendió que el verdadero trabajo de un bombero no es solo combatir el fuego, sino sostener la vocación incluso en los momentos más difíciles. “Cada día es distinto. Hay veces en que uno piensa en dejar, pero vuelve porque este lugar te llama. Es un compromiso que se lleva en el corazón”, reflexionó.
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Su designación como jefe interino será ratificada oficialmente el próximo 15 de noviembre durante la ceremonia anual, cuando se confirme también la jefatura colegiada integrada por los tres oficiales de mayor antigüedad. Hasta entonces, continúa al frente del cuerpo, garantizando la continuidad operativa y la formación de nuevas generaciones.
Soto compartió además el orgullo de ver a su hijo, de 25 años, siguiendo sus pasos dentro del mismo cuartel. “Poder compartir esto con él es una de las mayores satisfacciones que me dio la vida. El cuartel es mi segundo hogar, y saber que mi familia también forma parte de esto me emociona profundamente”, confesó.
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El ejemplo de Javier Soto reafirma el valor del voluntariado como motor de las instituciones que sostienen a la comunidad. Su historia es también la de muchos bomberos que, sin esperar un salario, eligen cada día servir con la misma entrega y pasión.


















