Crece la incidencia del cáncer a medida que aumenta la esperanza de vida en América Latina

El aumento de la longevidad en la población mundial trajo consigo un nuevo reto sanitario: el crecimiento sostenido de los casos de cáncer entre los adultos mayores. Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, el promedio de diagnóstico se ubica en los 66 años, y el 70% de las muertes ocurre después de los 65, lo que refleja una clara relación entre envejecimiento y enfermedad oncológica.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó que la esperanza de vida en la región llegó a 77,2 años en 2019, más de tres puntos por encima del año 2000. Las proyecciones de la ONU indican que la población de más de 60 años se triplicará para 2060 en América Latina y el Caribe, alcanzando los 220 millones de personas, que representarán casi un tercio de la población regional.

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“Para 2040 se estima que los casos de cáncer en mayores de 65 años se duplicarán. Es una consecuencia directa de vivir más tiempo: los avances de la ciencia nos permiten alcanzar edades antes impensadas, pero también nos exponen con mayor frecuencia a enfermedades crónicas”, explicó Gabriela Bugarín, directora médica de Oncología de MSD Argentina, quien remarcó que la prevención y la detección temprana son cada vez más importantes.

El vínculo entre envejecimiento y cáncer no responde solo a la biología, sino también a las condiciones sociales. “La longevidad saludable depende del acceso al agua potable, una alimentación equilibrada, la actividad física y los vínculos sociales sólidos”, señaló el gerontólogo Carlos Presman, quien sostuvo que esas variables determinan una mejor respuesta frente a las enfermedades crónicas.

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Los especialistas coinciden en que la edad cronológica no siempre refleja la edad biológica, por lo que el tratamiento del cáncer debe analizarse caso por caso. “Algunos pacientes de 80 años están en excelente estado funcional, mientras otros de 65 tienen múltiples comorbilidades. Por eso cada decisión terapéutica debe ser integral”, agregó Presman.

El oncólogo Diego Kaen advirtió que las enfermedades crónicas que acompañan al envejecimiento pueden complicar el diagnóstico y tratamiento del cáncer, ya que reducen la supervivencia y elevan las tasas de internación. “Comorbilidades como hipertensión, diabetes o insuficiencia cardíaca pueden limitar las opciones terapéuticas y vuelven más complejo el balance entre riesgo y beneficio”, explicó.

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En ese contexto, la Evaluación Geriátrica Integral (EGI) se consolidó como una herramienta clave en oncología para valorar de manera completa la salud de las personas mayores, considerando su funcionalidad, nutrición, estado emocional y entorno social. Este enfoque permite diseñar tratamientos personalizados y mejorar la calidad de vida.

Kaen también subrayó el valor de los cuidados de soporte. “Una buena alimentación, el ejercicio adaptado, la hidratación y el acompañamiento emocional son tan importantes como la terapia en sí. La oncología moderna debe integrar todos estos aspectos para garantizar un envejecimiento saludable”, sostuvo.

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Vivir más años es un logro colectivo, pero exige repensar las estrategias de prevención y cuidado. Para los especialistas, la detección temprana, los hábitos saludables y el abordaje integral de la salud serán determinantes para que la longevidad se traduzca en bienestar real.

Fuente: NA.