

La COP30 abrió un capítulo distinto en Belém con el anuncio de un proyecto conjunto para vigilar la Amazonia mediante una red integrada de información científica y herramientas satelitales. Los ocho países miembros de la OTCA acordaron unificar criterios y compartir datos para cuidar un territorio que supera los 6,7 millones de kilómetros cuadrados.


La iniciativa avanzó con un aporte inicial de 55 millones de reales del Fondo Amazonia, administrado por el BNDES. El plan apunta a reforzar los sistemas de observación que operan en cada país y a mejorar la capacidad técnica para actuar ante daños en la selva.
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El etnólogo colombiano Martín von Hildebrand lo sintetizó con una frase directa: “Cada árbol importa. Necesitamos monitoreo para actuar a tiempo según el estado de la selva”, destacó el secretario general de la organización. Su advertencia expuso la fragilidad del bioma y la necesidad de una mirada conjunta.
La ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, confirmó que el INPE se encargará de transferir tecnología y coordinar el panel técnico-científico que servirá de base para políticas climáticas y de conservación. “El panel ya está en marcha y sostendrá acciones sobre clima, biodiversidad y recursos hídricos”, afirmó Silva.
También anunció la formación de una comisión de ministros ambientales para ajustar estrategias comunes y combatir mafias que operan en zonas fronterizas. La funcionaria remarcó que el plan apunta a una agenda con infraestructura verde, protección de especies y control firme del delito ambiental.
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Uno de los puntos centrales será el fortalecimiento del Observatorio Regional de la Amazonia, que reúne información sobre incendios, pueblos indígenas, áreas protegidas y recursos hídricos. Allí se concentrará la interoperabilidad entre los sistemas nacionales para evitar ventanas de acción del crimen organizado. “Sin una metodología unificada, las bandas ganan terreno”, alertó Tereza Campello, directora socioambiental del BNDES.
Hildebrand fue aún más directo sobre el riesgo de actuar en soledad. “Si no reunimos la información de toda la región, de nada sirve reparar un lado mientras se destruye el otro”, cerró el secretario general. El mensaje condensó el espíritu del proyecto: cooperación plena o retroceso garantizado.

















