
El Senado activa la jura de los electos mientras el Gobierno recalibra su agenda legislativa
Política14/11/2025
REDACCIÓN
El Senado cerró fechas y abrió movimiento político con la jura prevista para el 28 de noviembre. Ese día, los 24 electos en octubre tomarán compromiso ante el cuerpo en una sesión que ya genera expectativa dentro y fuera del Congreso. El acto no solo ordenará el protocolo institucional: también funcionará como un anticipo del clima que marcará la nueva relación entre bloques, referentes y negociadores.


La Cámara alta volverá a tener su recinto activo después de semanas de calma fría. La ceremonia previa marcará el arranque simbólico del nuevo mapa parlamentario, un tablero que cambiará números, discursos y acuerdos. Los jefes de bloque ya miden posiciones, miran alineamientos posibles y siguen de cerca los movimientos del Ejecutivo, que apuesta a instalar su agenda sin chocar de frente con minorías claves.
Mientras tanto, el Gobierno ajusta su calendario y evalúa dividir las sesiones extraordinarias para ordenar prioridades. La Casa Rosada busca un ritmo más previsible y menos turbulento que el del año anterior, cuando cada debate abrió tensiones inesperadas. El objetivo es mover piezas de manera escalonada y reducir el margen de sorpresas.
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El oficialismo quiere mover primero el Presupuesto 2026, una pieza que el equipo económico considera vital para mostrar rumbo. La discusión se abriría entre el 10 y el 31 de diciembre, con un cronograma más apretado que en ciclos anteriores. En ese mismo paquete entraría el proyecto de presunción de inocencia fiscal, bautizado como “Plan de Reparación Histórica de los ahorros de los argentinos”, que promete tensiones en comisiones.
Martín Menem deslizó su idea de sostener sesiones durante enero, aunque dentro del Congreso dudan de la viabilidad real de esa propuesta. El desgaste acumulado y las vacaciones programadas empujan a un descanso breve. La actividad volvería entre el 1 y el 28 de febrero, con un Congreso más cargado y negociaciones más visibles.
Para febrero, en el Gobierno hablan de reformas de “segunda generación”, un concepto que todavía navega entre borradores y enunciados sueltos. Se mencionan cambios tributarios, ajustes laborales y, en un tramo más sensible, modificaciones previsionales. Sin embargo, no hay textos formales ni fecha concreta de ingreso. La ambigüedad mantiene la tensión y alienta especulaciones.
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En paralelo, Patricia Bullrich se reunió con Victoria Villarruel para ordenar tiempos y prioridades del Senado. Ambas buscaron dar una señal de sincronía en un momento en que la Cámara alta aparece como terreno clave para las reformas más delicadas. El encuentro fue descrito como “positivo” y “constructivo”, una frase que buscó transmitir calma interna.
Tras esa charla, Bullrich afirmó que Villarruel se mostró “muy colaborativa” con los planes del Ejecutivo. La ministra remarcó que hubo coincidencias en casi todos los puntos y que el diálogo quedó abierto para eventuales ajustes. “La agenda está alineada y hay entendimiento”, sostuvo, con un tono destinado a despejar rumores de fricción.
Villarruel reforzó esa idea frente a los acreditados. “Siempre hubo colaboración y trabajamos para que se respete la Constitución”, señaló, y explicó que su rol no le permite bloquear el funcionamiento parlamentario. También comentó que revisará cada proyecto con su equipo para evitar conflictos internos y mantener un ritmo institucional sólido de cara al recambio del 10 de diciembre.






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