Cientos de miles marchan en Belém al ritmo de la exigencia a los negociadores climáticos

Actualidad16/11/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Protestas en Brasil foto instantaneas tic bo
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La ciudad de Belém, en la Amazonía brasileña, se convirtió en escenario de una gran manifestación mientras se desarrollan las negociaciones oficiales de la COP30. Miles de personas —activistas, indígenas y ciudadanos comunes— formaron una “Marcha Global por Justicia Climática” para presionar a los gobiernos a actuar más allá de los discursos. 


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La movilización arrancó temprano y se extendió por las calles principales de la capital del estado del Pará. La presencia de las comunidades originarias aportó un componente simbólico fuerte, al poner el foco en sus territorios como epicentro de la crisis ecológica y de los intereses extractivos. 

El contexto de la marcha revela tensiones latentes: mientras tanto, en el interior de la cumbre, delegados internacionales discuten planos de acción, pero también lidian con críticas de lentitud y falta de compromiso real. En ese marco de urgencia, la manifestación ganó protagonismo como altavoz de quienes denuncian que la acción política llega demasiado tarde.


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Aunque el evento oficial convoca a líderes, expertos y negociadores, la marcha fue la expresión directa de la ciudadanía. “Queremos que las decisiones de Belém reflejen el protagonismo de los pueblos amazónicos y de los jóvenes”, señalaba un portavoz del movimiento.

La Amazonía, escenario de la COP30, suma significado a la protesta. El lugar no está elegido al azar: representa tanto la riqueza biológica del planeta como los riesgos de pérdida irreversible. Con la selva como telón de fondo, la exigencia se volvió más directa: justicia climática, fin de nuevos proyectos fósiles, inversión real en adaptación.


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El pulso entre manifestantes y negociadores se acentuó también cuando se registraron otros incidentes durante la cumbre. En los primeros días se observaron irrupciones de activistas en la sede y demandas concretas por acelerar los plazos de inacción. 

La marcha en Belém se alinea con una ola global de movimientos climáticos que exigen coherencia entre las promesas y los hechos. En un tiempo donde los efectos del calentamiento se sienten en todas partes, la movilización se volvió una herramienta para reforzar la presión. La convocatoria abrió un nuevo capítulo de visibilidad para la COP30: no solo mesas verdes y discursos, sino calles, voces y urgencia real.

Fuente: France24, Los 40, Rfi

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