Las nuevas encuestas revelan un repunte de expectativas económicas y reordenan el clima político

La publicación de nuevos estudios de opinión volvió a instalar en el centro del debate un indicador que el Gobierno sigue con atención desde el primer día: el nivel de expectativas económicas, una variable que influye en el humor social y marca el pulso de decisiones cotidianas como el consumo o el ahorro. Los sondeos difundidos en las últimas semanas muestran una mejora posterior a las legislativas, un dato que en la Casa Rosada se leyó como un alivio después de meses de tendencia negativa.

Los trabajos pertenecen a consultoras con perfiles diversos, lo que refuerza la consistencia del fenómeno detectado. Entre ellas aparecen Opinaia, Opina Argentina, La Sastrería/Trespuntozero, D’Alessio IROL–Berensztein y Vox Populi. Aunque cada estudio exhibe matices propios, la mayoría coincide en un punto: creció el porcentaje de personas que cree que la economía mejorará durante el próximo año, un giro que impacta de lleno en el análisis político.

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El repunte aparece después de un período en el que habían predominado respuestas asociadas a un panorama más negativo. Los gráficos muestran cómo la curva de optimismo se recuperó luego de las elecciones, con porcentajes que volvieron a ubicarse por encima de los registros previos, especialmente entre quienes se identifican con espacios afines al oficialismo. Ese movimiento llega en un contexto donde el Gobierno buscó enviar señales de calma y remarcar que “lo peor ya pasó”.

Las encuestas también muestran una dinámica que se repite desde hace años en la política argentina. La grieta vuelve a dividir la lectura del futuro económico, con posiciones casi invertidas entre votantes libertarios y votantes peronistas. En varios de los estudios, más del 90% de quienes apoyan al oficialismo creen que la economía estará mejor, mientras que entre los opositores predomina una mirada negativa casi en el mismo nivel.

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El informe de D’Alessio IROL–Berensztein es el único que no registra una mejora general, aunque mantiene un porcentaje alto de ciudadanos que proyecta un panorama más favorable. Aun así, señala un incremento de opiniones pesimistas respecto del mes anterior, un dato que se vuelve relevante para los analistas que siguen la evolución del clima económico.

Vox Populi incorpora un elemento adicional al debate. Entre quienes respaldaron al Gobierno en las últimas elecciones, la percepción de riesgo ante un triunfo del kirchnerismo aparece como una de las razones principales del voto, lo que conecta expectativas económicas con identidad política. El llamado “fantasma K”, según el estudio, sigue influyendo en un sector del electorado.

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El repunte del optimismo aparece entonces como un fenómeno mixto: por un lado, una reacción inmediata posterior a la elección, y por el otro, una señal que muestra cómo distintos grupos interpretan el rumbo económico según su alineamiento político. Para la Casa Rosada, la mejora llega en un momento en el que la gestión busca afianzar su narrativa y sostener la expectativa de un cambio gradual en los indicadores macroeconómicos.

Mientras tanto, los especialistas destacan que la percepción sobre el futuro es determinante para decisiones que afectan el mercado interno. Cuando predomina el optimismo, crece la predisposición al consumo; cuando avanza la incertidumbre, aumenta la tendencia a resguardar ahorros, con efectos directos sobre el movimiento comercial. Por eso, este tipo de relevamientos no solo sirve para leer el presente político, sino también para anticipar el comportamiento económico de los próximos meses.

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El panorama actual deja una conclusión compartida por analistas y consultoras: las expectativas volvieron al centro de la escena y seguirán siendo un indicador clave para medir el pulso social durante el próximo año, en un país donde el clima político y la economía suelen avanzar en paralelo.

Fuente: Clarín