
Un vuelo a Comodoro soportó una maniobra extrema y debió desviarse por el viento feroz en la región
Chubut18/11/2025
REDACCIÓN
El temporal que castigó a gran parte del sur del país volvió a evidenciar su impacto en la actividad aérea. El vuelo 1824 de Aerolíneas Argentinas, que había despegado a las 7.30 desde Aeroparque con destino a Comodoro Rivadavia, atravesó un escenario crítico en el momento del descenso.


Las ráfagas registradas en el aeropuerto Enrique Mosconi hicieron inviable cualquier aproximación segura, lo que obligó a los pilotos a ejecutar maniobras de estabilización bajo condiciones de turbulencia constante. La situación dentro de la aeronave se tornó tensa desde el primer intento. Varios pasajeros describieron movimientos bruscos que se acentuaron a medida que el avión perdía altura.
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“Bajó, planeó y se batía todo como un pozo; se movía como una licuadora”, relató uno de ellos para graficar la violencia del viento. El riesgo de una ráfaga inesperada llevó a la tripulación a evaluar alternativas mientras el malestar crecía entre las personas a bordo.
La decisión inicial fue desviar el vuelo hacia Neuquén, donde la aeronave logró un aterrizaje sin sobresaltos. En esa escala se abrió un periodo de incertidumbre que se extendió durante varias horas. Las consultas con los servicios meteorológicos y el personal de la estación aérea chubutense se intensificaron durante la tarde.
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La compañía analizó la posibilidad de regresar a Buenos Aires, aunque también se mantuvo en observación la evolución del temporal en Comodoro para determinar si el aeropuerto recuperaba condiciones mínimas de operación.
La opción de un nuevo intento en Comodoro quedó supeditada a lo que ocurría minuto a minuto con la intensidad del viento, que seguía registrando picos peligrosos para cualquier aproximación. Ante esa evaluación, la empresa mantuvo el vuelo en Neuquén hasta que el panorama mostró un alivio parcial.
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Finalmente, se resolvió embarcar nuevamente a las 19.30 para un segundo trayecto hacia el aeropuerto Mosconi. El aterrizaje se concretó después de las 20, cuando la velocidad de las ráfagas ya no representaba un riesgo extremo. El alivio entre los pasajeros contrastó con el cansancio de una jornada marcada por demoras, cambios de rumbo y un clima que mantuvo en vilo a toda la tripulación.
Fuente: diario el Patagónico

















