Un beso inesperado desata un sismo en la vida de Paloma Silberberg y Grego Rossello
Otros Temas18/11/2025
REDACCIÓN
Grego y Paloma
La viralización del beso entre Grego Rossello y Paloma Silberberg cambió la dinámica del fin de semana y agitó un mundo que siempre late fuerte en redes. La escena, registrada en un boliche porteño, estalló sin aviso y puso nombre propio al rumor que venía creciendo desde hacía varios días.
Silberberg decidió salir a hablar y desactivar fantasías antes de que la historia tomara vida propia. Contó que el vínculo con Rossello es reciente, casi experimental, y que ambos prefieren avanzar con naturalidad en medio de tanta exposición. Aseguró que la química apareció rápido, aunque no quiere rotular nada.
La modelo detalló que ese acercamiento empezó hace apenas diez días. “No somos pareja, nos conocemos hace diez días, fue eso que vieron, un beso nada más”, dijo con un tono firme, consciente del ruido que puede generar cada palabra en un contexto hiperconectado.
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El clima que la rodea explica su cautela. “No es una relación, es un chongo, me separé hace tres meses, déjenme un poco más de tiempo de soltería”, agregó sin vueltas, marcando su propio ritmo mientras observa cómo la atención crece y se multiplica.
El fantasma de su relación anterior apareció enseguida. La separación de Nico González sigue en la conversación pública, sobre todo por la manera en que terminó. Silberberg recordó que descubrió la infidelidad del jugador al revisar las cámaras de la casa que compartían en Italia, un episodio que todavía genera impacto entre sus seguidores.
El relato mostró una herida que ya no sangra, pero deja huella. “Lo vi con otra chica, no me respondía, y dije ‘a ver qué cara está haciendo’… y me la comí”, contó con crudeza. Explicó que no tenía acceso a los cuartos, aunque le bastó ver los espacios comunes para completar la escena sin margen de duda.
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La reacción fue instantánea y definitiva. “No le di lugar a que me explique nada. Lo bloqueé de todos lados”, afirmó, dejando en claro que no quiso abrir ningún espacio para una conversación que, según ella, ya no tenía sentido.
En contraste con ese cierre abrupto, la mirada hacia Rossello aparece cargada de suavidad. “Es otra clase de hombre, lo poco que lo conozco me parece re buen pibe, me cae bien y es re simpático”, señaló, revelando que las primeras impresiones jugaron a su favor y que el vínculo nace en un clima más amable.
Con ese telón de fondo, la historia se mueve entre el interés mediático, la expectativa del público y la necesidad de Silberberg de construir un nuevo comienzo a su manera. La sensación es que el beso fue solo el inicio de una etapa distinta, una que ella misma intenta manejar sin apuros, sin etiquetas y sin voluntad de repetir viejos patrones.
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