
La plaga de tucuras arrasa los campos de la región y Cáritas entrega forraje para sostener al ganado
Chubut20/11/2025
REDACCIÓN
La crisis ambiental que atraviesan los parajes rurales de la región se agrava con el correr de los días. La sequía prolongada y el avance masivo de tucuras dejaron campos sin pastura, animales débiles y familias enteras en situación límite, un escenario que se profundiza desde agosto y que hoy expone una emergencia que golpea en silencio.


Ante este panorama, Cáritas de la Prelatura de Esquel concretó la entrega de 250 fardos de pasto y 100 bolsas de pellets de 25 kilos. Ese aporte alcanzó a unas 90 familias de pequeños productores que, desde mediados de año, se enfrentan a la pérdida sostenida de animales y a la imposibilidad de mantener su actividad.
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En Costa de Ñorquinco, la coordinadora de misiones rurales, Irma Millanahuel, describió un cuadro dramático. “Los animales caminan buscando alimento y caen de hambre. No hay nada directamente en el campo”, afirmó, al tiempo que explicó que las tucuras bajaron de los cerros y avanzaron sobre chacras, huertas y frutales, dejando un paisaje desolado.
La situación se replica en distintos parajes. Millanahuel señaló que la falta de lluvias agravó la crisis de agua, con arroyos y aguadas secos. Advirtió además que para el verano no habrá suficientes reservas y que muchas ovejas “tampoco tendrán agua para tomar”, un indicio del impacto que se anticipa para la próxima temporada.
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En Colonia Cushamen, la productora Norma Jaramillo describió una realidad que atraviesan desde hace años. “Las sequías y las tucuras no nos dan respiro. Los animales abandonan a sus crías y uno queda criando guachitos, sacando deuda para la leche”, relató. Señaló también la soledad con la que enfrentan la emergencia: “El Estado no nos da una mano. Estamos solos”.
Otra productora del mismo paraje contó que debió improvisar para proteger el agua del pozo. Sin recursos oficiales para comprar nailon, usó plásticos de bolsones de lana para cubrirlo. El viento rompe el material y las tucuras vuelven a caer adentro, una imagen que sintetiza el nivel de precariedad en el que hoy resisten.
En cada comunidad, la llegada del forraje fue recibida como un alivio momentáneo. “Es una bendición. No es fácil llegar hasta acá con esta cantidad de alimento”, dijo Jaramillo, agradecida por el acompañamiento. Desde Cáritas, remarcaron la dureza de la vida rural y la resiliencia con la que las familias enfrentan la adversidad cotidiana.
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La organización pidió continuar con las donaciones porque la situación no cede. “Cada fardo, cada bolsa, cada aporte —por pequeño que sea— sostiene la vida de familias que hoy están resistiendo con lo mínimo”, indicaron. La ayuda se recibe en la sede de Cáritas Esquel, en Avenida Perón 247, o mediante su alias: CaritasEsquel23.
En un territorio donde la falta de pasto y la falta de agua se combinan como dos amenazas simultáneas, la solidaridad volvió a convertirse en un puente indispensable. Para muchas familias, ese acompañamiento es hoy la única barrera entre la continuidad en el campo y la pérdida total de sus medios de vida.
Fuente: EQS Notas

















