Cazzu y María Becerra irrumpen en revistas internacionales con imágenes que resuenan en todo el mundo

Las imágenes de Cazzu y María Becerra en dos revistas influyentes del mundo marcan un momento fuerte para la música argentina. Ambas irrumpen con propuestas distintas, guiadas por fotógrafos que captan el pulso de artistas que avanzan sin pausa y se reinventan con naturalidad. El impacto visual funciona como puerta de entrada a historias personales que conectan con sus públicos y revelan etapas de cambio.

En Glamour España, María aparece con un perfil cuidado y emocional que resume un año que la atravesó por completo. La nota la presenta con las huellas de un felino recorriendo su cuello, un gesto simbólico que permite entender su vínculo con los animales y una parte de su historia. La revista abre así un retrato que combina fuerza, vulnerabilidad y un presente donde su música funciona como refugio.

La publicación profundiza en la figura de Selena Quintanilla, influencia decisiva para Becerra desde la adolescencia. La artista reconoce a Selena como un faro que la acompañó siempre, tal como recordó al afirmar que “fue mi primera referencia musical”. Esa presencia cobra todavía más peso al señalar que el tatuaje que destaca en la portada no remite a una mascota, sino a un homenaje que la marcó desde el inicio de su carrera.

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En esa misma línea, la revista aborda un tramo íntimo de la vida de María, atravesado por dos abortos espontáneos derivados de embarazos ectópicos. Según cuenta, uno de esos episodios puso en riesgo su vida y la obligó a reorganizar prioridades. “Aprendí a escucharme y a mover mis tiempos”, expresó la cantante, señalando un proceso que influyó de manera directa en Quimera, su próximo disco.

Ese álbum, que verá la luz el 20 de noviembre, se apoya en la figura mitológica que combina dragón, león, cabra y serpiente. Esa mezcla sirve como metáfora de la resiliencia que forjó durante un año exigente, donde cada caída alimentó una energía distinta. La idea de una criatura invencible encaja con su búsqueda artística y con un presente donde la música aparece como territorio para reconstruirse.

En GQ México, Cazzu explora otro camino: uno que une maternidad, identidad y oficio artístico con un tono firme y personal. Julieta Cazzuchelli afirma sin rodeos que “a esta edad (31 años), recién siento que soy más parecida a Cazzu”, una frase que sintetiza la ausencia de fronteras entre su vida y su personaje público. La revista presenta esa evolución como un proceso natural, lejos de cualquier tensión.

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El reportaje revela que la artista nunca rechazó lo que su alter ego representaba, aun cuando otros miraban con prejuicio a “esa chica tatuada del trap que habla de sexo”. Esa mirada externa se diluyó con el tiempo, mientras Julieta se apropiaba de su identidad escénica y la convertía en herramienta de libertad. “Soy valiente, soy libre”,asegura, trazando un puente entre su presente y los años en los que construyó su voz.

La publicación también menciona su libro Perreo, una Revolución, donde Julieta explica que “somos lo que decimos” y propone romper estereotipos sobre el trap y el reguetón. Allí sostiene que el género puede ser un espacio para mujeres que buscan expresarse sin pedir permiso. El texto refuerza una idea que atraviesa su carrera: la palabra como motor de identidad, poder y deseo.

Las dos artistas llegan a estas portadas en un momento donde sus voces circulan por el mundo con fuerza propia. La potencia visual de ambas producciones no solo destaca estilo o estética: también muestra nuevas etapas, decisiones personales y caminos que hablan de música, dolor, evolución y conquista cultural. Desde diferentes narrativas, cada una reafirma un lugar que sigue creciendo.