La sífilis vuelve a expandirse y especialistas señalan factores sociales, sanitarios y educativos

El crecimiento reciente de los casos de sífilis en Argentina volvió a instalar un debate urgente: ¿qué está fallando en la prevención y en el sistema de salud para que una infección tratable y controlable siga expandiéndose? Las cifras más recientes muestran un incremento del 20,5% respecto del año anterior, un dato que especialistas vinculan tanto a prácticas sexuales desprotegidas como a cambios en las políticas públicas y en el acceso a la información.

En el plano sanitario, la infectóloga Dolores Serra explicó que la reducción del uso de preservativo y la circulación de información incompleta generan un terreno fértil para que la infección avance, especialmente entre personas jóvenes y en grupos con menor acceso a controles. La profesional advirtió que la disparidad entre quienes pueden realizar consultas periódicas y quienes dependen exclusivamente de la salud pública se profundizó durante el último año.

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A esto se suma un factor que las autoridades sanitarias ya reconocen como crítico: la baja disponibilidad de métodos preventivos. Los datos oficiales reflejan que la entrega de preservativos y anticonceptivos cayó de forma drástica durante el tercer trimestre de 2024, una reducción que impacta de manera directa en la capacidad de evitar contagios. Serra remarcó que este escenario se da en paralelo a un sistema de salud con menos presupuesto y mayores dificultades para sostener campañas de prevención.

Desde un enfoque social, la sexóloga Jacqueline Rosenberg describió transformaciones en las prácticas sexuales que acompañaron este aumento. Una parte creciente de la población percibe a las infecciones de transmisión sexual como un problema del pasado, lo que favorece decisiones impulsivas, menor comunicación entre parejas y postergación de controles médicos. La especialista indicó que las presiones económicas y emocionales también influyen en la caída de los chequeos de rutina.

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La lectura sobre los vínculos afectivos aporta otra dimensión del problema. Según Rosenberg, el deseo se vive muchas veces de manera inmediata y sin conversaciones previas sobre cuidado, un escenario donde el preservativo pierde centralidad y se instala la idea de que “interfiere” en la experiencia. La profesional estima que este tipo de dinámicas, sumadas al consumo rápido de contenidos sexuales en redes, fomentan prácticas sin resguardo.

En el terreno educativo, la preocupación se concentra en la pérdida de continuidad de la Educación Sexual Integral. Cuando la ESI se fragmenta o se vuelve intermitente, desaparece la posibilidad de formar criterios sobre consentimiento, prevención y autocuidado, advirtió la sexóloga. Las especialistas coinciden en que la interrupción de programas escolares deja sin herramientas a quienes construyen su vida sexual en un contexto de alta exposición a riesgos.

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El aumento también se refleja con fuerza en embarazadas y mujeres en edad fértil, un dato que enciende alarmas por el riesgo de sífilis congénita. Los especialistas insisten en que esta situación es completamente prevenible si se garantizan controles prenatales tempranos y tratamiento adecuado. La falta de testeo oportuno indica fallas en la estructura sanitaria, no en la respuesta individual, remarcan.

Frente a este escenario, los profesionales consultados apuntan a tres ejes urgentes: acceso a insumos preventivos, continuidad educativa y recuperación de la capacidad diagnóstica del sistema de salud. El aumento de casos en Argentina no es aislado, pero sí evidencia una fragilidad creciente que requiere políticas sostenidas y un enfoque integral que combine salud, educación y comunicación pública.

Fuente: NA.