Cementerio de Las Heras Foto La Opinión Austral
La comunidad de Las Heras quedó envuelta en inquietud después de que una vecina que había ido a encender velas para sus familiares fallecidos descubrió una composición esotérica en la salida del cementerio. La imagen, tomada minutos después de que atravesara uno de los accesos más transitados del predio, comenzó a circular con rapidez y despertó interpretaciones, críticas y bromas entre los usuarios locales.
La mujer observó en el piso una cruz formada con sal, una vela completamente consumida y varias monedas dispuestas alrededor. El hallazgo llamó la atención por el orden de los elementos y por la ubicación elegida, ya que se trataba del ingreso principal, una zona donde a diario pasan familias que visitan a sus seres queridos. La escena resultó imposible de ignorar y el impacto se trasladó de inmediato al ámbito digital.
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Mientras la fotografía recorría los grupos vecinales, surgieron consultas sobre el significado del ritual. Fuentes citadas por La Opinión Austral explicaron que esta combinación de objetos pertenece a prácticas de magia popular, un universo simbólico que sigue presente en muchas comunidades y que suele manifestarse en espacios discretos de tránsito cotidiano.
Según esos referentes, la sal funciona como un elemento de protección y límite, aunque en este contexto no representa un símbolo religioso sino una marca de corte energético. La cruz se entiende como un punto donde se busca interrumpir o redirigir una situación. La vela, al estar consumida, indica que la acción ya fue activada, mientras que las monedas operan como ofrenda final para sellar la intención del ritual.
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“No es un rito religioso, ni algo vinculado a una creencia institucional. Es parte del folclore esotérico que sigue vigente en muchos lugares. Suelen hacerse de manera rápida y discreta”, detalló una de las fuentes consultadas. La publicación también abrió un intercambio intenso en redes sociales.
Algunos usuarios expresaron indignación por este tipo de prácticas en un lugar sensible para la comunidad, mientras otros eligieron el humor o la sorpresa para comentar la imagen. Aparecieron reclamos por falta de controles, reflexiones sobre el uso del espacio público y mensajes que ironizaban sobre “l@s bruj@s” o la presencia de “malas energías”, lo que reflejó la mezcla de reacciones que el hallazgo provocó entre vecinos.
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En paralelo, el episodio volvió a instalar una discusión que se repite en distintas ciudades del país: el aumento de rituales esotéricos en espacios públicos y la necesidad de establecer pautas de cuidado en áreas que concentran sensibilidad social, como los cementerios. Personal municipal suele retirar este tipo de elementos cuando los detecta, aunque no siempre se llega a intervenir antes de que las imágenes se viralicen.
Fuente: La Opinión Austral
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