

La tasa que pagan los juegos de entretenimiento en Miramar se convirtió en un tema caliente para comerciantes y dueños de salones. La ordenanza local fija un monto mensual por cada aparato sin mirar su uso real ni el tamaño del negocio.


El esquema figura en el ARTÍCULO 55° y establece tarifas para metegoles, calesitas, mesas de billar, autitos chocadores, mini-golf y juegos electrónicos. Un metegol paga 3.500 pesos en temporada alta y 1.750 en los meses restantes. La cifra no cambia según la ubicación o afluencia.
Las diferencias entre rubros son amplias. Los autitos chocadores soportan 73.780 pesos por pista en los meses fuertes, mientras los juegos de fuerza rondan los 13.930 pesos. La lista incluye aparatos de música, fotografía, mesas de tejo y juegos tradicionales de salón.
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Las camas elásticas tributan desde 6.160 pesos hasta alcanzar un tope que llega a 77.280 en plena temporada, según la medida del equipo. Los peloteros pagan desde 12.670 pesos y duplican ese valor cuando superan cierto tamaño.
La estructura de la ordenanza se mantiene sin cambios desde hace años. El tributo no considera facturación, demanda, ingresos ni inversión tecnológica, por lo que un kiosco con un metegol paga lo mismo que un amplio salón de playa.

“Aplicar una tasa fija por cada elemento sin evaluar actividad es una decisión técnicamente pobre y económicamente regresiva”, dijo Damián Di Pace. El consultor remarcó que el impacto castiga con la misma intensidad a negocios muy distintos.
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Durante los meses de mayor turismo, la tarifa sube a su valor máximo. Luego baja a la mitad hasta noviembre. Ese mecanismo sostiene la presión fiscal aun cuando la caída de visitantes golpea a los pequeños comercios, que dependen del movimiento diario para sostenerse.
La ordenanza detalla uno por uno los aparatos alcanzados: calesitas, metegoles, bowling, mini-golf, caminata lunar y juegos de tiro. Todos quedan bajo una lógica que carga sobre el objeto y no sobre la capacidad real del contribuyente.
Los dueños de espacios lúdicos deben calcular cada unidad para proyectar sus gastos. Quienes suman variedad de juegos terminan con cifras altas que ponen en riesgo su continuidad, sobre todo cuando la temporada no rinde como esperan.

















