
Archer ata cinco años con YPF para nuevas perforaciones en Vaca Muerta
Actualidad03/12/2025
Sergio Bustos
El entendimiento apunta a sostener la próxima etapa de expansión del shale, con foco en la ventana de shale oil, donde YPF concentra el mayor ritmo productivo. La estrategia incluye estandarizar configuraciones técnicas entre los equipos locales y los que llegarán del exterior para recortar tiempos muertos, simplificar la logística y sostener ciclos de perforación más eficientes.


La hoja de ruta se divide en dos momentos. Durante 2026 seguirán activos los cinco rigs que Archer ya opera en la cuenca neuquina. En paralelo, se abre el tramo más complejo: la incorporación de dos equipos adicionales, que entre 2026 y 2027 deberán pasar por movilización, armado y puesta en marcha, con ajustes aduaneros y logísticos que suelen marcar el pulso real de este tipo de despliegues.
Con la flota completa, YPF busca acelerar una tarea que hoy pesa en la planificación: bajar el stock de DUCs, esos pozos perforados pero todavía sin completar. La compañía también apunta a sostener laterales largos por encima de los 3.000 metros y avanzar con nuevos pads en los bloques de mejor rendimiento, donde cada mejora operativa se traduce en volumen.
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Para Archer, el contrato refuerza su posición en Neuquén y aparece como uno de sus acuerdos más relevantes en Sudamérica. Le permite planificar inversiones, consolidar equipos y acompañar un salto tecnológico que ya se instaló en la roca: MPD, automatización y prácticas orientadas a bajar el NPT, el tiempo no productivo que encarece cada pozo.
Desde la firma remarcaron que Vaca Muerta mantiene “uno de los perfiles de crecimiento más fuertes del hemisferio” y que el vínculo con YPF le aporta estabilidad y actividad sostenida a mediano plazo. En el negocio de los rigs, esa previsibilidad vale casi tanto como el precio del barril.
El anuncio aparece en un tramo donde YPF empuja una línea clara: más eficiencia en perforación y completamiento, laterales extendidos de 3.200 a 3.500 metros, sincronización fina entre perforación, fractura y producción, y ampliación de infraestructura troncal con proyectos como VMOS, nuevos oleoductos y hubs logísticos.
En el fondo, el mapa operativo para 2026 no anticipa pausa. Las operadoras mantienen el acelerador y el indicador que mejor lo muestra son las etapas de fractura. Se proyectan unas 28.000 punciones en el shale neuquino, un número que podría marcar un nuevo techo si se sostiene el ritmo.
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Según un relevamiento de Fundación Contactos Petroleros, dirigida por Luciano Fucello, ese total implicaría un salto interanual estimado del 22%, tomando como base el desempeño de este año y los programas ya delineados para el próximo. Es una señal de continuidad: más turnos, más equipos, más logística y más demanda de servicios.
Dentro de esa proyección, YPF vuelve a quedar en el centro del tablero. La petrolera llegaría a 13.600 etapas de fractura en 2026, cerca del 48,5% del total esperado. En otras palabras, casi una de cada dos punciones tendría sello YPF, una muestra del peso que mantiene en el no convencional.
El contrato con Archer no cambia por sí solo el rumbo de Vaca Muerta, pero sí ordena una pieza clave: asegurar rigs, sostener continuidad y alinear tecnología para que el salto productivo no se frene por cuellos de botella. En una cuenca donde el tiempo vale barriles, cinco años de previsibilidad no se firman todos los días.
















