Un jurado popular comenzó a evaluar la acusación contra un médico por abuso durante una consulta

El comienzo del juicio por jurados marcó un punto central en la causa que involucra a un médico acusado de atacar sexualmente a una mujer durante una consulta. La Fiscalía presentó su teoría del caso ante los doce ciudadanos seleccionados, quienes ahora deberán analizar cada prueba para determinar qué ocurrió aquella mañana de julio de 2018 en un consultorio de la localidad. Según el planteo fiscal, el profesional habría aprovechado la privacidad del espacio médico y la situación de vulnerabilidad de la paciente.

La acusación, encabezada por el fiscal general Carlos Díaz Mayer, remarca que la víctima llegó al consultorio con una dolencia puntual y se encontró con un escenario totalmente distinto al esperado. Para el Ministerio Público Fiscal, ese cambio de rumbo dentro de la consulta constituye el eje del hecho investigado, ya que la mujer buscaba un estudio y terminó involucrada en una situación que, según la denuncia, implicó contacto físico fuera de toda práctica profesional.

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Durante la presentación de los hechos, la Fiscalía reconstruyó el origen de la consulta. La mujer había sufrido un desgarro en un gemelo y acudió al imputado para realizarse una ecografía. El profesional le indicó regresar al día siguiente para un tratamiento de drenaje linfático con botas y ventosas, una recomendación que, siempre según los acusadores, formó parte del contexto que derivó en los hechos que se investigan. Ese segundo encuentro, sostiene la Fiscalía, fue el escenario donde el médico habría actuado de manera impropia.

En la narración fiscal, el episodio tomó un giro brusco cuando la paciente ya estaba recostada en la camilla. La acusación describe una maniobra física repentina que habría dejado a la víctima sin posibilidad de moverse, lo que dio lugar a tocamientos ajenos a cualquier procedimiento médico. Ese detalle constituye uno de los puntos centrales que el jurado deberá ponderar cuando evalúe el peso de las pericias y los testimonios.

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Uno de los momentos más fuertes señalados en el comienzo del juicio se vincula con una frase atribuida al imputado. Según la denuncia presentada por la víctima, mientras intentaba zafarse, escuchó la advertencia “te quedás quietita y calladita la boca, que acá nos conocemos todos”, un mensaje que, de acuerdo con la Fiscalía, buscó intimidarla para garantizar silencio y evitar cualquier reacción que lo comprometiera.

Las pericias psicológicas son otro tramo relevante del proceso. Especialistas convocados por la Fiscalía detallarán indicadores de estrés agudo compatibles con una experiencia traumática. Los informes mencionan síntomas persistentes que, según los profesionales, coinciden con el relato de la víctima, y buscan contrarrestar la postura de la defensa, que niega de manera absoluta la existencia del hecho.

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El Ministerio Público Fiscal también enmarca lo ocurrido dentro de una relación desigual de poder. Para los acusadores, el rol del imputado como médico y la intimidad del consultorio configuraron un escenario donde la víctima quedó en una situación de total indefensión, más aún al encontrarse recostada y confiando en la intervención de un profesional de la salud.

Luego de los alegatos iniciales, el juicio avanzó a la etapa de producción de prueba. El jurado popular deberá escuchar testimonios, evaluar informes técnicos y observar la reconstrucción detallada del episodio antes de llegar a un veredicto, en un proceso donde cada evidencia será clave para determinar la responsabilidad penal del acusado.