

La pareja de un motociclista de 20 años relata que el teléfono del joven desaparece mientras recibe asistencia, en un contexto marcado por el impacto que lo deja arrastrado varias cuadras en la zona de Rivadavia y Los Claveles. La escena ocurre cerca de las 23.15, cuando el repartidor circula mientras concreta un pedido, y la situación posterior deja a la familia sin un elemento que consideran fundamental para el día a día del trabajador.


La mujer detalla el modelo del equipo, un Tecno Pova 6, al que describe como apagado desde la noche del accidente. “Por favor, si alguien lo tiene que lo devuelva”, expresa con un tono que refleja agotamiento y necesidad de una respuesta. La referencia al dispositivo no surge solo por su valor económico: la familia explica que contiene información que importa especialmente para el joven, que permanece bajo atención por las lesiones sufridas en el siniestro.
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El motociclista termina herido en Los Claveles 901, punto donde interviene personal policial y sanitario antes de su derivación. La causa queda en manos de la Comisaría Séptima, que concentra las actuaciones mientras familiares y allegados insisten en que el teléfono pudo haber quedado en el lugar durante los primeros momentos del operativo y retirado por alguien que se acercó sin autorización. La situación genera malestar y abre un frente adicional de preocupación para un grupo que transita horas de incertidumbre.
Mientras tanto, en FM La Petrolera, el referente de Estrellas Amarillas, Pablo Contreras, aporta datos sobre la conducta del conductor del Chevrolet Sonic, vehículo involucrado en el choque. Contreras confirma que el automovilista registró “1,46 gramos de alcohol en sangre”, un nivel que, según enfatiza, compromete cualquier maniobra al volante. Durante la entrevista, expresa una posición firme sobre el riesgo que implica circular en ese estado y señala: “Son potenciales homicidas al volante”.
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Su postura también incluye un planteo sobre la continuidad del proceso judicial. Para él, “el conductor tiene que quedar preso”, ya que entiende que, si la víctima hubiese muerto, “iba a cargar con una muerte” que podría haberse evitado. Contreras sostiene que la actuación municipal y judicial necesita mayor firmeza, ya que observa incongruencias entre distintos valores de multas por alcoholemia y una falta de uniformidad en las sanciones que aplican los organismos locales.
En ese análisis, el referente expone un punto que considera elemental para la prevención vial: “La multa tiene que ser la misma y tiene que ser ejemplar”, afirma mientras compara las ordenanzas en distintos municipios del país, donde se retiran licencias por varios meses y se secuestran vehículos cuando un conductor circula con alcohol en sangre. Para él, esas medidas marcan un camino que podría reducir la cantidad de siniestros en rutas y calles urbanas.
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Durante la charla, agrega que “no puede ser la cantidad de siniestros que hay”, un comentario que enlaza con la frase con la que cierra su argumento: el caso del repartidor “podría haber sido una estrella amarilla más”, referencia al dolor que atraviesan las familias que pierden a un ser querido en un hecho vial. Sus palabras apuntan a un contexto más amplio, donde la seguridad en la vía pública requiere medidas sostenidas y controles permanentes.
La familia del joven continúa centrada en su recuperación, pero mantiene la búsqueda del teléfono como una necesidad concreta. En redes sociales, conocidos de la pareja replican la solicitud para que el Tecno Pova 6 vuelva a manos de su dueño. Mientras sigue la investigación policial y se analizan las circunstancias del siniestro, el entorno cercano insiste en que cualquier dato o devolución puede aportar alivio en un momento atravesado por la preocupación.















