
Tensiones abiertas en la OTAN por la ausencia de Estados Unidos y disputas sobre el apoyo a Ucrania
Política07/12/2025
REDACCIÓN
La reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN realizada en Bruselas cerró el año con un clima más distante que cooperativo. La ausencia del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, marcó el encuentro y profundizó la percepción de fractura entre Washington y las capitales europeas, en un contexto atravesado por la guerra en Ucrania y por discusiones sobre el destino del financiamiento militar.


El organismo suele realizar dos reuniones formales por año y la participación estadounidense funciona como un punto estructural para sus decisiones. En esta oportunidad, Rubio envió al subsecretario Christopher Landau, gesto que generó inquietud entre los aliados. El exdirector de control de armas de la OTAN, William Alberque, describió la ausencia como “inusual”, al considerar que la organización normalmente ajusta su agenda para garantizar la presencia de Washington.
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Mientras funcionarios del Departamento de Estado remarcaron que Rubio mantuvo múltiples reuniones previas y que es “poco realista” esperar su asistencia a todos los encuentros, la elección de Landau no pasó desapercibida, sobre todo por sus posicionamientos críticos hacia la alianza. En intervenciones anteriores, el funcionario llegó a calificarla como “una solución en busca de un problema”, frase que acentuó el malestar diplomático.
En paralelo, los países europeos analizaron los primeros resultados del mecanismo PURL, que permite financiar compras de armamento para Ucrania a través de la OTAN. Según confirmó el secretario general, Mark Rutte, más de dos tercios de los miembros ya comprometieron recursos y se espera superar los 5.000 millones de dólares antes de fin de año. Sin embargo, las proyecciones de la Unión Europea elevan la necesidad total a unos 83.000 millones de euros, cifra que deja un margen de financiamiento muy difícil de cubrir.
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El mapa de compromisos también expuso posturas divergentes. Francia prioriza equipamiento de fabricación europea, mientras Italia busca concentrar esfuerzos en negociaciones que apunten a un alto el fuego. Hungría, por su parte, anunció que no participará en el esquema PURL, lo que tensó aún más la discusión sobre el reparto de responsabilidades.
Las diferencias no se limitaron al financiamiento. La competencia por los contratos armamentísticos atraviesa silenciosamente a la alianza, ya que gran parte de esos sistemas provienen de Estados Unidos. La Unión Europea lanzó el instrumento Acción de Seguridad para Europa, dotado con hasta 150.000 millones de euros, con el objetivo de que al menos el 65% del equipamiento se produzca dentro del bloque.
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Durante la reunión, Landau cuestionó a sus pares europeos y los acusó de “intimidar” a empresas estadounidenses para excluirlas del proceso de rearme. Sus declaraciones agregaron tensión a un sistema que intenta equilibrar cooperación estratégica con disputas comerciales de larga data.
En análisis recientes, especialistas como Ferenc Kelemen señalan que Europa se enfrenta a una encrucijada compleja: o acepta un rol centrado en la financiación de acuerdos moldeados por Estados Unidos, o asume el costo político de una relación transatlántica cada vez más fragmentada. El margen para alternativas se percibe, por ahora, limitado.
Fuente: X, infobae, france24, NA

















