Cambio global del clima: El fenómeno del Niño-Oscilación del Sur pone en alerta a Sudamérica

Otros Temas10/12/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
El Niño
El Niño

El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) vuelve a poner bajo lupa el clima global, desde el Pacífico tropical hasta Sudamérica, Asia y África. Este fenómeno combina variaciones oceánicas y atmosféricas que se reflejan en lluvias y vientos intensos.

El ENOS surge de fluctuaciones en la temperatura superficial del mar y en la presión atmosférica. Sus efectos pueden sentirse a miles de kilómetros, mostrando cómo el océano y la atmósfera están estrechamente conectados.

Se distingue por tres fases: El Niño, La Niña y la etapa neutra. Cada fase altera los vientos del este y el calor del océano de manera diferente, provocando cambios visibles en el clima regional.

Durante El Niño, la temperatura del Pacífico oriental se eleva y los vientos se debilitan. Esto genera lluvias más intensas y aumenta la probabilidad de tormentas en regiones tropicales y subtropicales.


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La Niña, en cambio, enfría el Pacífico oriental y refuerza los vientos del este. El resultado son condiciones más secas en algunas zonas y precipitaciones más fuertes en otras, según la latitud y época del año.

En Sudamérica, los impactos son evidentes. Perú y Ecuador reciben lluvias intensas, mientras que el norte de Brasil puede sufrir sequías prolongadas. Las diferencias dentro de un mismo país también pueden ser marcadas, dependiendo de la fuerza del fenómeno.

La variabilidad del ENOS influye además en huracanes y ciclones. El Niño tiende a reducir la formación de tormentas en el Atlántico, mientras que La Niña potencia su actividad, aumentando el riesgo para islas y costas.


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En Asia, el panorama también cambia. Asia Sudoriental y Meridional registran menos lluvias, mientras que ciertas islas del Pacífico y Asia Central experimentan humedad superior al promedio. Estas variaciones afectan cultivos, reservas de agua y la planificación agrícola.

África tampoco queda afuera. El África austral y el Sahel suelen recibir menos lluvia, mientras que África Oriental ecuatorial observa temporadas más húmedas, especialmente entre octubre y diciembre.

Los científicos destacan que la intensidad y duración del ENOS determinan la magnitud de sus efectos. No todas las regiones sufren igual y dentro de un mismo país los impactos pueden ser muy distintos.

El fenómeno preocupa a productores, gobiernos y organismos de emergencias. El control de inundaciones, la planificación agrícola y la gestión de recursos hídricos se vuelven fundamentales para mitigar consecuencias extremas.

Con la posibilidad de que La Niña regrese a fin de año, los especialistas alertan sobre cambios repentinos en lluvias y temperaturas que podrían afectar desde la producción alimentaria hasta la vida urbana, obligando a mantenerse atentos a los pronósticos.

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