La brecha que dejó a la Argentina fuera del salto tecnológico de la agroindustria

Actualidad13/12/2025

Tecnología en el agro. Imagen ilustrativa Freepik

La discusión sobre la innovación en semillas volvió al centro del debate económico con un dato que resume dos décadas de retroceso. En los últimos 20 años, la Argentina perdió más de la mitad de la participación de inversores extranjeros en las solicitudes de nuevas variedades, según un documento privado citado por la agencia Noticias Argentinas. El fenómeno no responde a una caída del interés global, sino a condiciones locales que desalientan la inversión.

La innovación genética en semillas hoy depende, en gran medida, del capital privado y de la ciencia aplicada. Los avances biotecnológicos requieren reglas claras, previsibles y estables, capaces de proteger los derechos de quienes investigan y financian nuevas variedades. En ese punto, el sistema argentino muestra señales de agotamiento frente a un escenario internacional cada vez más competitivo.

OTRAS NOTICIAS:

Un artículo de la Universidad Austral remarca que la legislación vigente en el país no acompaña la evolución del sector, ya que se apoya en el convenio UPOV 78, un esquema que data de los años setenta. Mientras tanto, gran parte de los países productores de alimentos migraron hacia estándares más actuales, como el UPOV 91, con mayor resguardo de la propiedad intelectual.

El contraste resulta evidente al observar a los principales competidores regionales y globales. Brasil y Estados Unidos lograron atraer más inversión y registrar un número creciente de nuevas variedades, en especial de origen extranjero. Esa dinámica fortaleció sus mercados internos y consolidó un círculo virtuoso entre innovación, productividad y exportaciones.

OTRAS NOTICIAS:

En la Argentina ocurrió el proceso inverso. La participación de inversores no residentes se redujo de manera sostenida, y el sistema quedó expuesto a vaivenes políticos que incrementan la incertidumbre. A eso se suma una brecha cada vez mayor entre las solicitudes de registro y el otorgamiento efectivo de derechos, un síntoma de fallas institucionales que impactan en toda la cadena agroindustrial.

Uno de los argumentos habituales contra la actualización de la ley de semillas sostiene que una mayor protección beneficiaría solo a grandes empresas. Sin embargo, la evidencia internacional muestra que los marcos regulatorios más sólidos generan mercados más dinámicos, con mejoras productivas que alcanzan tanto a productores como a innovadores.

OTRAS NOTICIAS:

Pese a este escenario, los especialistas coinciden en que el potencial argentino sigue intacto. El país cuenta con capital humano, capacidades científicas y una posición estratégica en el agro que podrían permitirle dar un salto cualitativo si se corrigen las reglas de juego. La oportunidad no pasa solo por producir materias primas, sino también por generar tecnología.

El documento citado sintetiza esa posibilidad al señalar que “Argentina tiene el potencial de utilizar su ventaja competitiva en el agro, el nivel de educación y técnica de sus científicos, y la capacidad empresarial, para desarrollar un polo tecnológico en la producción de nuevas variedades de semillas”. El punto de partida, advierte el análisis, es un sistema legal que brinde previsibilidad.

OTRAS NOTICIAS:

Sin una actualización normativa que reduzca la inseguridad jurídica y promueva inversiones de largo plazo, la brecha con los países líderes seguirá ampliándose. La discusión sobre semillas, lejos de ser técnica, se convirtió en un eje central del futuro económico del agro argentino.

Fuente: NA.