
Un libro propone mirar a San Martín lejos del bronce y más cerca de su vida cotidiana
Actualidad13/12/2025
REDACCIÓN
El libro “San Martín en persona”, de Daniel Míguez, plantea un recorrido distinto por la figura de José de San Martín. No se presenta como una biografía total ni como un texto académico, sino como un mosaico de episodios que busca mostrar al protagonista en su dimensión humana, con escenas precisas y un tono narrativo apoyado en el rigor periodístico. La propuesta invita a correrse del pedestal y a observar gestos, decisiones y relaciones que ayudan a comprenderlo más allá del bronce.


Desde las primeras páginas, el autor declara su admiración por el prócer y pone el foco en sus ideas democráticas y en la firmeza con la que las sostuvo. Esa mirada no evita los claroscuros: el libro aborda sus “defectos”, entendidos como rasgos ligados a su tiempo y a la magnitud de su tarea. Aparecen, por ejemplo, referencias a un “cierto desapego a la familia” y a su “ambición de poder”, contextualizadas como parte de una misión política y militar que exigía decisiones duras y renuncias personales.
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El relato se detiene en momentos formativos y vínculos centrales. Se reconstruyen la infancia incierta en Yapeyú y Buenos Aires, la formación militar en España y el contacto con ideas humanistas que marcaron su visión del mundo. También se repasan su llegada a Buenos Aires en 1812 y su vida familiar, con especial atención a su matrimonio con Remedios de Escalada, una joven de 14 años que, según el texto, le “miró para toda la vida”, y a la educación de su hija Mercedes Tomasa, guiada por las conocidas máximas que redactó para ella.

Las relaciones políticas ocupan un lugar relevante. El libro describe la enemistad “a primera vista” con Bernardino Rivadavia, marcada por persecuciones y acusaciones, y contrasta ese vínculo con la amistad y el respeto hacia Manuel Belgrano, a quien San Martín definía como “lo mejor que tenemos en América del Sur”. También aparecen la figura del empresario Alejandro Aguado, quien lo ayudó económicamente durante el exilio en Francia, y la red de amigos americanos como Tomás Guido, Gregorio “Goyo” Gómez y Bernardo O’Higgins.
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La obra no esquiva las dificultades personales. Se describen problemas de salud persistentes, como asma, úlceras, vómitos de sangre y la pérdida de visión por cataratas, junto con una vida itinerante que lo llevó a vivir en siete países y diecisiete ciudades. En ese marco surgen facetas menos difundidas: su sentido del humor, su gusto por las bromas, su afición a la guitarra y a la pintura en acuarela, y su astucia militar, ilustrada con la “mentira estratégica” utilizada antes del Cruce de los Andes.
El cruce de la Cordillera ocupa un espacio propio, no solo por la travesía inicial con 5.423 personas, animales y pertrechos, sino también por las otras siete veces en que atravesó esos “inmensos montes”. El libro suma además el episodio del “sable de la discordia”, símbolo de su respaldo a Juan Manuel de Rosas, un gesto que generó controversias en su tiempo y lecturas encontradas en la historia posterior.
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Con una escritura apoyada en datos verificables y conjeturas razonables, “San Martín en persona” propone una lectura que evita la solemnidad y recupera la complejidad del personaje. La idea que atraviesa el texto queda resumida en una frase que funciona como cierre conceptual: “un hombre excepcional, pero un hombre”, capaz de gestas históricas y, al mismo tiempo, atravesado por límites, afectos y contradicciones.
Fuente: Infobae.



















