
Belén recuperó las celebraciones públicas de Navidad tras dos años marcados por la guerra en Gaza
Actualidad24/12/2025
REDACCIÓN
Belén volvió a llenar sus calles con cantos, banderas y procesiones navideñas, una postal que no se repetía desde hacía dos años, cuando la guerra en Gaza obligó a suspender o reducir al mínimo las celebraciones públicas.


Miles de jóvenes palestinos marcharon este miércoles por el centro histórico de la ciudad para dar inicio a los festejos, en una demostración colectiva que combinó fervor religioso, identidad cultural y una necesidad profunda de volver a ocupar el espacio público.
Durante los últimos dos años, las conmemoraciones navideñas se realizaron con extrema cautela, atravesadas por el impacto del conflicto iniciado tras el ataque de Hamás a Israel en octubre de 2023 y la posterior ofensiva militar en Gaza.
La ciudad identificada por la tradición cristiana como el lugar de nacimiento de Jesucristo mantuvo actos simbólicos y sin grandes concentraciones, en señal de duelo y solidaridad con las víctimas del conflicto.
Este año, el escenario cambió. Con una tregua vigente en Gaza, aunque inestable, las autoridades locales y las iglesias cristianas decidieron reactivar desfiles, misas multitudinarias y eventos culturales que habían quedado en pausa.
Las actividades se concentraron en torno a la Plaza del Pesebre, frente a la Iglesia de la Natividad, uno de los sitios más emblemáticos del cristianismo y punto central de la celebración navideña en simbolismo y convocatoria.
Belén se ubica en Cisjordania, territorio bajo ocupación militar israelí desde 1967, y su vida cotidiana convive con controles, restricciones de movimiento y una tensión permanente que también condiciona cada manifestación pública.
Mientras la ciudad retomó parte de su ritmo festivo, la situación humanitaria en Gaza sigue siendo crítica, con cientos de miles de personas que atraviesan el invierno en refugios improvisados y con acceso limitado a servicios básicos.
La Navidad en Belén volvió a celebrarse, pero lo hizo con un tono contenido, atravesado por la memoria reciente de la guerra y la incertidumbre sobre el futuro inmediato de la región.
Para muchos habitantes, la reaparición de las procesiones no implicó olvidar el conflicto, sino afirmar la identidad y la fe en medio de un contexto político y humanitario que aún permanece abierto.

















