
Presupuesto 2026: la sesión dejó más expuesta la interna y aisló a Victoria Villarruel
Política28/12/2025
REDACCIÓN
La sesión que permitió aprobar el Presupuesto 2026 volvió a mostrar a Victoria Villarruel fuera del circuito real de decisiones, en un escenario donde la Casa Rosada aceleró gestos y movimientos para reducir su protagonismo político.


Desde hace semanas, la vicepresidenta quedó marginada de encuentros del Ejecutivo y de instancias de coordinación. En el Senado, esa distancia se volvió visible, con una sesión en la que no participó de negociaciones ni de definiciones clave.
La escena central se trasladó al despacho de Patricia Bullrich, ubicado en el primer piso del Congreso. La elección del lugar no fue casual: desde allí se controla el ingreso al despacho de la Presidencia de la Cámara, hoy a cargo de Villarruel.
Durante el debate, el despacho de Bullrich funcionó como búnker político. Funcionarios y operadores del Ejecutivo circularon por esa oficina, que concentró la actividad mientras la vicepresidencia permaneció al margen.
El primero en aparecer fue Eduardo “Lule” Menem, subsecretario de Gestión Institucional y hombre de extrema confianza de Karina Milei. Se movió entre palcos y despachos aliados, sin ingresar al de Villarruel, un gesto que no pasó desapercibido.
Más tarde se sumaron Diego Santilli y Carlos Guberman. Ambos ingresaron directamente al despacho de Bullrich, que se consolidó como centro de control del oficialismo durante la sesión.
En ese esquema quedó expuesto el lugar incierto de Ezequiel Atauche. El senador osciló entre despachos y alianzas, mientras en el bullrichismo lo señalan como cercano a Villarruel y en el entorno de la vicepresidenta lo ven alineado con la ministra.
“El poder se corrió 50 metros”, describió un operador libertario. “Hoy Patricia marca el ritmo y Villarruel quedó corrida y sin recursos”, afirmó, al explicar cómo se ordenaron las señales de voto y el cierre del debate.
Tras la sesión, Atauche destacó el trabajo de Santilli, Bullrich y Martín Menem. Sobre Villarruel, sólo admitió que “cumplió su rol institucional”, una definición que reflejó el clima interno.
Mientras tanto, la Rosada mostró otra tensión: la pelea por adjudicarse el triunfo. Un sector atribuyó la negociación a Patricia Bullrich; otro señaló a Santiago Caputo, en una interna que persistió incluso después de la votación y dejó al descubierto un oficialismo con poder fragmentado.






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