

El arranque de 2026 pone a la deuda en el centro de la agenda económica, con vencimientos en dólares y un volumen grande de compromisos en pesos. En el foco inmediato aparece enero, mes en el que Argentina debe abonar unos u$s4.200 millones a bonistas por intereses de títulos en moneda extranjera. A la vez, el primer trimestre muestra una carga elevada de renovaciones en moneda local que obliga a planificar licitaciones y plazos.


En el Ministerio de Economía se activa una definición operativa a corto plazo. El texto de referencia señala que el equipo deberá decidir “en la próxima semana” de qué manera cubre esos u$s4.200 millones. El monto corresponde a intereses de bonos en dólares y condiciona el manejo de caja del Tesoro en el inicio del año.
Para esa salida, el Gobierno ya cuenta con una parte del dinero. Según el mismo informe, hay u$s1.000 millones que provienen de la colocación de un Bonar 29, un título de legislación local que se colocó mediante una licitación. Con esa base, el Tesoro necesita completar el resto con alguna combinación de herramientas disponibles.
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Entre las alternativas que se mencionan figura una nueva colocación de Bonar. También aparece la posibilidad de un REPO con bancos internacionales, es decir, un préstamo garantizado con bonos. En el mismo abanico se incluye activar una porción adicional del swap de monedas con Estados Unidos, del cual ya se registran u$s2.700 millones activados.
Otra opción que queda sobre la mesa se vincula con dólares que el Gobierno compra en el mercado. El texto menciona que el Tesoro realizó compras en la última semana y superó los u$s2.100 millones de depósitos en el BCRA. Además, se sumó un ingreso extra por la concesión de las hidroeléctricas Comahue, que implicó u$s700 millones para el Tesoro.
El panorama no se reduce al frente externo y también aparece un frente pesado en moneda nacional. El reporte indica que, solo en el primer trimestre de 2026, la Secretaría de Finanzas deberá “rollear” unos $70 billones. Ese volumen no implica un pago en efectivo si se logra la renovación, pero sí exige mantener demanda por los instrumentos que ofrece el Tesoro.
Dentro de ese total en pesos, el texto agrega un dato que ordena la lectura del riesgo: aproximadamente la mitad corresponde a deuda intra Estado. Aun así, el resto depende del mercado y de la capacidad de cerrar licitaciones con tasas y plazos que no presionen la dinámica financiera. La estrategia oficial, según se describe, apunta a correr vencimientos hacia 2027 o más allá de abril mediante las licitaciones del cierre del año anterior.
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La coordinación con el Banco Central también entra en juego, por el impacto que tienen las licitaciones sobre la emisión y la demanda de dólares. El informe plantea que si el BCRA busca comprar divisas para reservas durante 2026, necesita que el Tesoro extienda los plazos de vencimientos en pesos para dejar espacio a la emisión sin que esa liquidez termine en el mercado cambiario. La relación entre roll-over, emisión y demanda de divisas condiciona el ritmo de la política económica.
En el acumulado anual, los compromisos en moneda extranjera amplían el tamaño del problema. El texto sostiene que en 2026 Argentina debe pagar u$s19.000 millones en vencimientos de todo tipo en moneda extranjera. En ese marco, el economista y analista financiero Amilcar Collante remarcó la necesidad de sumar reservas, en línea con los pedidos del FMI, y lo expresó con una frase directa en redes.
“Lo que viene en vencimientos de deuda; Vencen u$s19.000 millones en 2026 y el Tesoro en su cuenta tiene u$s213 millones . ¿Algunos preguntan si hay que acumular reservas?”, escribió Collante en su cuenta de X. Ese contraste entre vencimientos y caja disponible suma presión sobre el esquema de financiamiento. El mismo informe añade que en enero, además de los pagos a bonistas, hay otros u$s300 millones con organismos.
Más adelante en el año también aparece un salto de vencimientos en dólares. El texto ubica en julio un pago fuerte de u$s4.600 millones, con u$s4.200 millones concentrados en bonistas. Con ese calendario, el inicio de 2026 se mira como una etapa de definiciones financieras, tanto por el esquema de dólares para enero como por la necesidad de sostener el roll-over en pesos durante el primer trimestre.





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