Investigan presuntos desvíos irregulares fuera del sistema de uso del agua del río Chubut

Chubut30/12/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Río Chubut
Río Chubut

En el Valle del Río Chubut se plantea una situación que no se apoya tanto en el nivel del caudal, sino en cómo se administra el agua disponible. En ese marco, más de 3.000 productores se encuentran bajo investigación por presuntos desvíos ilegales del río, una situación que pone el foco en el funcionamiento del sistema y en el cumplimiento de las normas vigentes.

El eje del planteo no se centra únicamente en cuánto agua baja por el río, sino en qué ocurre con el recurso una vez que ingresa al entramado de canales, compuertas y tomas. Las sospechas apuntan a conexiones no autorizadas y canales paralelos, prácticas que, al acumularse, alteran la distribución prevista y generan tensiones entre usuarios.


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La problemática excede el ámbito productivo. En Trelew, Rawson, Gaiman, Dolavon y 28 de Julio, la discusión empezó a colarse en la vida cotidiana. El agua potable aparece como una preocupación concreta, no por un escenario de colapso inmediato, sino por la necesidad de asegurar que el consumo humano mantenga prioridad efectiva dentro del sistema.

Desde el sector agrícola, el impacto se percibe de otra manera. Las irregularidades en las tomas afectan la previsibilidad del riego, desordenan turnos y obligan a reprogramaciones que terminan ajustando los márgenes de producción. En un Valle donde el agua estructura la actividad económica, la falta de reglas claras genera desigualdades entre quienes cumplen y quienes no.


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Otro punto que suma complejidad es el Dique Florentino Ameghino. La administración del embalse requiere equilibrio entre generación, riego y abastecimiento, y cualquier desajuste aguas abajo introduce incertidumbre en la operación general. No se trata de dramatizar el escenario, sino de advertir que el sistema pierde eficiencia cuando existen desvíos por fuera del control oficial.

En ese contexto, la discusión dejó de ser técnica. El agua es un bien público, y la gestión ya no puede limitarse a infraestructura o diagnósticos parciales. Control efectivo, fiscalización sostenida y sanciones claras aparecen como elementos centrales para evitar que las irregularidades se naturalicen.


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Entre usuarios y vecinos se repite una demanda que gana volumen: reglas parejas y transparencia. No se trata de señalar a un sector en particular, sino de garantizar que el uso del agua responda a criterios comunes, sin atajos ni privilegios.

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