LA INDUSTRIA DEL PETRÓLEO TIENE LOS DÍAS CONTADOS Y AHORA SE PASA AL VIENTO

Junto a las farmacéuticas y a las tabacaleras, las empresas petrolíferas se convirtieron a mediad...

Actualidad 15 de febrero de 2021 Roxana Etcheverry

Junto a las farmacéuticas y a las tabacaleras, las empresas petrolíferas se convirtieron a mediados del siglo XX en el gran villano del capitalismo. La transición hacia un urbanismo de proximidad y hacia políticas energéticas verdes les augura una decadencia similar a la de la industria del tabaco.




Pero como lo dice el dicho, donde hay una crisis hay una oportunidad. Así es como, British Petroleum (BP), una de las principales petroleras del mundo, ha adquirido los derechos de explotación de una porción sustancial del Mar de Irlanda para instalar granjas eólicas marinas (offshore). El precio a pagar: unos €1.100 millones. La beneficiaria será la corona británica, propietaria nominal de los terrenos, aunque en la práctica engrosará los presupuestos del Tesoro. Era la primera subasta de este tipo en una década.

Tiempo atrás, las palabras "BP" y "derechos de explotación offshore" hubieran derivado inevitablemente en exploraciones del subsuelo o en algún nuevo pozo petrolífero. Ese tiempo se acabó. Tanto la petrolera británica como otras de similar tamaño han puesto sus ojos en la industria eólica, rompiendo el mercado en el camino. BP ha pagado por sus lotes marinos quince veces más que otras empresas energéticas con anterioridad. Ventajas de tener una fuente de ingresos casi infinita.

 Quedan muchas décadas antes de que agotemos todas las reservas, pero soplan vientos de cambio  en materia energética.


BP no está sola. Equinor, Total y Shell están siguiendo su camino. Les une un temor generalizado a futuras restricciones medioambientales en la Unión Europea (recordemos: la Comisión quiere eliminar sus emisiones antes de 2050) y la necesidad de reconvertirse antes de que sea tarde.

El desplome del precio del petróleo ha servido como adelanto del futuro por venir. En última instancia, las petroleras no son más que empresas energéticas, por lo que la transición es natural. Más aún cuando su músculo financiero (un proyecto de €10.000 millones es su pan nuestro de cada día) les permite cooptar un mercado en crecimiento.

En la carrera por la energía (renovable) del futuro Europa parece haber apostado por el viento. Sólo en 2020 el continente añadió 2,9GW de potencia instalada offshore (356 aerogeneradores esparcidos en nueve granjas marinas distintas), para un total de 25GW. Apenas una fracción de los nuevos proyectos aprobados para su construcción inmediata (7GW, €26.000 millones de inversión). Magnitudes a las que el petróleo no quiere perder de vista.

Fuente Magnet.xataka.com

   

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