LA IGLESIA CATÓLICA ORDENARÁ MUJERES COMO DIACONISAS

La Iglesia católica anunció la posibilidad de permitir la ordenación de mujeres como diaconisas. Esto genera polémica y podría transformar la institución.

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Francisco
La Iglesia avanza hacia la ordenación femenina: un cambio histórico.

En una cumbre mundial celebrada en el Vaticano, representantes del Sínodo, junto a obispos y laicos, abordaron el papel de la mujer en la Iglesia. El documento final concluyó que “no existen motivos” para impedir que asuman responsabilidades mayores.

La ordenación de mujeres como diaconisas generó opiniones diversas. El Papa Francisco apoyó la publicación inmediata del informe y anunció que esta reflexión continuará sin emitir una exhortación apostólica.

Participación femenina en el Sínodo

El Sínodo, con 358 miembros, incluyó a 53 mujeres, aunque su participación sigue siendo minoritaria. La posibilidad de que las mujeres lideren congregaciones fue el tema que más dividió a los participantes.

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La votación reflejó 258 votos a favor y 97 en contra de la ordenación femenina. Este debate, antes inimaginable, ahora es considerado un paso para atraer nuevos fieles y reparar la imagen de la Iglesia.

El interés en reformar el rol de la mujer también responde, según algunos expertos, a la necesidad de reparar la imagen de la Iglesia ante los múltiples casos de abuso que la han afectado.

El tema de los abusos, presente en el informe

El documento abarca el tema de los abusos sexuales, económicos y de poder dentro de la institución. La Iglesia reconoce los “sufrimientos indecibles” causados por estos abusos a las víctimas y sus comunidades.

El Papa enfatizó la necesidad de escuchar las voces de las víctimas de abusos sexuales y de otros tipos, como un deber de la institución para sanar heridas profundas.

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A través de estas reformas, la Iglesia busca recuperar la confianza de la comunidad global y demostrar un compromiso con la transparencia y la justicia para sus fieles.

La inclusión de laicos y mujeres en el Sínodo marcó un cambio importante, ya que por primera vez se les otorgó el derecho a voto en temas críticos para el futuro de la Iglesia.

Debate sobre la autonomía de las congregaciones

La posibilidad de que las mujeres lideren congregaciones genera un cambio en la estructura de poder de la Iglesia, con una eventual apertura hacia la igualdad de roles entre hombres y mujeres.

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Este avance, aunque no definitivo, apunta a reconstruir la confianza de los fieles, un reto para la Iglesia en medio de la crisis por los abusos y su impacto social.

La resistencia de ciertos sectores a la ordenación femenina refleja la profunda división sobre la modernización de la Iglesia, que sigue generando tensiones en el clero y entre los fieles.

El Sínodo destacó que este paso podría sentar un precedente para la ordenación femenina en otros niveles, aunque aún no se vislumbra una implementación rápida.

   

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