


La temporada de verano avanza, y los vendedores ambulantes de las playas enfrentan un panorama desafiante.
Desde licuados y churros hasta ensaladas y sándwiches, los comerciantes ofrecen variedad, pero las ventas no alcanzan las expectativas debido a la caída en el consumo.
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El clima también afecta la actividad. Quienes ofrecen productos frescos como ensaladas y bebidas coinciden en que los días ventosos impactan negativamente.
"El viento no ayuda, pero es parte de la actividad y la naturaleza", señala un vendedor. A pesar de ello, los eventos masivos, como recitales, a veces generan un repunte en las ventas.
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En general, el flujo de compradores es irregular, lo que complica la planificación de los comerciantes. Aunque algunos días logran mayores ingresos, la temporada no ha sido lo que muchos esperaban.
"Tenemos que adaptarnos y buscar formas de atraer a los turistas, pero no es fácil", concluyen varios vendedores.
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La situación refleja las dificultades del contexto económico actual. Con menos dinero disponible, los turistas priorizan gastos esenciales, dejando menos margen para gastos en productos playeros. Sin embargo, los vendedores continúan apostando por su creatividad y esfuerzo para superar el desafío.







