12 AÑOS DE PRISIÓN PARA COSITORTO POR ESTAFA Y ASOCIACIÓN ILÍCITA

El Tribunal de Goya sentenció a Leonardo Cositorto a 12 años de prisión tras declararlo culpable de estafa y asociación ilícita, en el marco de la causa Generación Zoe. El fallo incluyó condenas para otros miembros de la organización, mientras que dos acusados resultaron absueltos. La decisión judicial llega luego de una investigación que reveló el enorme daño económico provocado por el esquema piramidal.

Los fiscales habían solicitado la pena máxima de 16 años para Cositorto, pero el juez decidió imponerle cuatro años menos. Miguel Ángel Echegaray, Maximiliano Batista y Lucas Camelino fueron condenados a ocho años de prisión como coautores de estafas reiteradas. En tanto, Javier Medina y Nicolás Camelino fueron absueltos y recuperarán la libertad.

El tribunal ordenó que Cositorto, Echegaray y Batista sean trasladados a Córdoba, donde afrontan otro proceso penal por fraudes cometidos en esa provincia. También tienen causas en Buenos Aires, Santa Fe y Salta, donde serán juzgados por hechos similares. La fiscalía remarcó que los condenados generaron un daño significativo a cientos de inversores, muchos de los cuales perdieron todos sus ahorros.

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El fiscal Rubén Barry explicó que la única atenuante considerada fue la falta de antecedentes penales de los acusados, aunque aclaró que "los agravantes fueron numerosos, dado el impacto masivo de las estafas y la cantidad de víctimas afectadas". Los damnificados incluyen personas que vendieron bienes, contrajeron deudas e hipotecaron viviendas con la promesa de altos rendimientos financieros.

Uno de los casos expuestos en el juicio fue el de un damnificado que sacó un crédito y entregó 7500 dólares a Generación Zoe, convencido de que obtendría ganancias extraordinarias. El esquema se sostuvo mediante promesas falsas de inversión en criptomonedas y coaching financiero, pero terminó desplomándose cuando dejaron de ingresar nuevos fondos. Las víctimas quedaron atrapadas en una red de engaños que se extendió por todo el país.

Maximiliano Batista fue identificado como el principal socio de Cositorto y encargado de operar el esquema, mientras que Lucas Camelino actuó como nexo territorial en Goya y facilitó la expansión del fraude en la región. Según la fiscalía, "sin su participación, la actividad criminal no hubiera alcanzado semejante magnitud".

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Antes de conocer su sentencia, Cositorto se dirigió al tribunal y afirmó que no cometió ningún delito, aunque pidió disculpas por un incidente ocurrido días atrás. "Soy ministro cristiano, no me levanto ante la autoridad, pero sí contra la corrupción", sostuvo el líder de Generación Zoe. Además, anunció su intención de postularse como candidato a legislador en la provincia de Buenos Aires.

El empresario intentó defender su accionar y sostuvo que no se quedó con el dinero de los inversores, a pesar de las pruebas que demostraron lo contrario. "Si ya nos condenaron, quiero que sepan que no nos llevamos nada y queremos que nos restituyan a una situación justa", declaró ante el tribunal. Sin embargo, la Justicia determinó que la organización operó como una estructura delictiva con un objetivo claro de captación de fondos.

El escándalo de Generación Zoe dejó cientos de damnificados en distintas provincias, muchos de los cuales jamás podrán recuperar sus ahorros. Las denuncias se multiplicaron en los últimos años, y las autoridades confirmaron que la empresa nunca tuvo respaldo financiero real para cumplir con los pagos prometidos.

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Con la condena en Corrientes, Cositorto sigue sumando causas en su contra y tiene un futuro judicial complicado en las demás provincias donde operó Generación Zoe. Mientras tanto, los fiscales insisten en que se continúe investigando la ruta del dinero para determinar si hubo otras personas involucradas.

El caso marcó uno de los mayores fraudes financieros de los últimos años en Argentina, con consecuencias devastadoras para los ahorristas que confiaron en el esquema. Las autoridades advierten sobre la proliferación de estafas piramidales similares, que suelen captar víctimas mediante promesas de inversión con rendimientos imposibles de sostener.