


Con la llegada de abril, Rada Tilly se convierte en escenario de uno de los eventos naturales más asombrosos del Atlántico Sur: la temporada de ballena sei. Esta especie, considerada en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), está reapareciendo en la costa patagónica tras décadas de caza intensiva.
Se estima que alrededor de 2.800 ejemplares se encuentran actualmente en el Golfo San Jorge, marcando una recuperación esperanzadora.
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La zona de mayor concentración se extiende desde Pico Salamanca hasta unos 50 kilómetros al sur de Caleta Olivia, abarcando un área de aproximadamente 35 km mar adentro.
Uno de los puntos de observación más importantes es el Área Natural Protegida Punta Marqués, en Rada Tilly, que ya se consolidó como centro de investigación y avistaje terrestre. Allí, desde 2013, personal de la reserva comenzó a registrar la presencia de estos rorcuales.
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La ballena sei (Balaenoptera borealis) es el tercer rorcual más grande del planeta, solo superado por la ballena azul y el rorcual común. A diferencia de otras especies, suele habitar mar adentro, por lo que es extremadamente inusual observarla tan cerca de la costa.
Esta excepción convierte a la región en un laboratorio natural único, donde la especie puede ser estudiada con mayor profundidad.
La Facultad de Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud de la UNPSJB, junto con el CONICET y el apoyo del municipio de Rada Tilly, lideran un ambicioso proyecto de investigación. El equipo, dirigido por los biólogos Mariano Coscarella y Marina Riera, junto a investigadores y estudiantes, logró el año pasado colocar los primeros dispositivos satelitales de rastreo en ejemplares de esta especie, con financiamiento de National Geographic.
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“Todo lo que hacemos es experimental porque es una ballena que no ha sido prácticamente investigada”, explicó Coscarella. Para esta temporada se planea instalar diez nuevos rastreadores, algunos con tecnología avanzada provista por un investigador de la NOAA de Estados Unidos. El objetivo es obtener más datos sobre sus patrones migratorios y comportamiento fuera del Golfo.
Otra línea de estudio busca determinar la zona de reproducción de la especie, algo que hasta ahora es una incógnita. Existen indicios de que, a diferencia de la ballena franca austral —que viene a reproducirse a la Patagonia—, la sei podría migrar hacia el sur de Brasil luego de su paso por estas aguas. Descubrir ese destino ayudaría a completar el rompecabezas de su ciclo de vida.
El alimento es una de las razones por las que estas ballenas se acercan tanto a la costa. Los investigadores observaron que durante abril y mayo se alimentan de bogavantes, y que la disponibilidad de estas presas podría explicar su concentración frente a Punta Marqués. La hipótesis fortalece la idea de que el Golfo San Jorge funciona como un sitio estratégico de alimentación.
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El Área Natural Protegida Punta Marqués cumple este año 39 años de conservación activa, originalmente creada para proteger la colonia de lobos marinos.
Hoy, se posiciona como un epicentro de investigaciones marinas gracias al apoyo conjunto de la Municipalidad de Rada Tilly, Comodoro Rivadavia, Pan American Energy, Fundación AZARA, Universidad Maimónides y Genaris.
Una novedad de esta temporada es el estudio sobre la respuesta de las ballenas sei ante embarcaciones, financiado por el Ministerio de Turismo de Chubut. Este análisis es clave para definir reglamentaciones que permitan, en un futuro cercano, realizar avistajes turísticos embarcados sin afectar el comportamiento natural de los animales.
Fuente: El Patagónico







