



El piloto gaimense Daniel Jones vivió un momento límite cuando su vehículo de competición se incendió por completo mientras cargaba combustible. El siniestro ocurrió al mismo tiempo que la batería del auto estaba siendo recargada, lo que habría generado un cortocircuito fatal. En cuestión de minutos, tanto el auto como la carpa donde estaba ubicado quedaron envueltos en llamas, ante la mirada atónita del resto de los pilotos y equipos.
El incidente no pasó a mayores de milagro, ya que en la zona había materiales altamente inflamables, como bidones de nafta, lonas plásticas y otros autos estacionados. Lo que pudo haber sido una tragedia de grandes proporciones se contuvo por la rápida reacción de algunos corredores que, sin dudarlo, aportaron sus propios matafuegos para intentar frenar el avance del fuego. La escena, sin embargo, encendió las críticas hacia la organización y los servicios de emergencia disponibles durante el evento.
OTRAS NOTICIAS:
Uno de los puntos más comentados fue la actuación de los bomberos, que según varios testigos, no contaban con la espuma especial que se utiliza para combatir incendios de combustible. Mientras una dotación intentaba sofocar el fuego con agua, otros asistentes ayudaban como podían, temiendo que las llamas se propagaran al resto de las carpas. El incendio finalmente fue controlado, pero el enojo de las autoridades se hizo sentir apenas se apagó el último foco.
El hecho reveló con crudeza la falta de medidas mínimas de prevención en los boxes. Las advertencias habían sido frecuentes en jornadas anteriores, donde los organizadores debieron llamar la atención a varios equipos por prácticas riesgosas. Se mencionaron situaciones como el uso de garrafas, mecheros o chulengos en plena carpa, muchas veces a escasos metros de los autos de carrera y los recipientes de combustible.
OTRAS NOTICIAS:
La indignación no solo vino desde los responsables de la competencia, sino también desde sectores que consideran que el servicio de emergencia contratado no cumplió con lo que se esperaba. Para una carrera de este nivel, remarcaron algunos, el servicio de bomberos no debería fallar bajo ninguna circunstancia. Más aún cuando se trata de un recurso costoso que los organizadores incluyen como parte del operativo obligatorio de seguridad.
Lo ocurrido dejó un mensaje claro para todos los involucrados: hay que revisar los protocolos con urgencia. El automovilismo es una actividad donde la convivencia entre máquinas, personas y materiales inflamables exige un grado de responsabilidad y previsión ineludible. El accidente, aunque afortunadamente sin víctimas, expuso una suma de descuidos que podrían haber tenido consecuencias fatales.
OTRAS NOTICIAS:
Pero no fue el único momento crítico del fin de semana. El sábado, el piloto Maximiliano Valle sufrió un fuerte accidente al estrellarse contra un paredón durante una de las vueltas de clasificación. Aunque el vehículo quedó severamente dañado, no se produjo incendio, lo que evitó males mayores. Sin embargo, Valle también expresó su malestar por la demora en la asistencia y aseguró que los primeros en acudir fueron sus propios compañeros de equipo.
Estas situaciones encendieron una discusión más amplia sobre la calidad de la logística en las competencias regionales. No se trata solo de tener un cuerpo de bomberos presente, sino de garantizar que cuente con los recursos adecuados para intervenir eficazmente ante cualquier contingencia. La espuma para fuegos de hidrocarburos no puede ser un elemento ausente en un circuito rodeado de autos, nafta y electricidad.
Fuente: El Patagónico



