


Puerto Madryn comienza a consolidar su perfil como ciudad universitaria con una propuesta que articula al Estado, las universidades y el sector inmobiliario. La matrícula de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco pasó de 800 a 1700 estudiantes en solo un año. “No es una ciudad cara para venir a estudiar”, afirmó Walter Kobak, referente del rubro inmobiliario, a El Quinto Poder por #LA17.
Actualmente, la ciudad patagónica reúne cerca de 4000 estudiantes, muchos de los cuales llegan desde otras provincias. Carreras como Biología Marina o Tecnicatura en Acuicultura atraen a jóvenes que valoran tanto la calidad educativa como el entorno natural. Ese crecimiento plantea nuevos desafíos, especialmente en alojamiento y servicios.
El subsecretario Pablo Saavedra convocó a inmobiliarias, universidades y otros actores locales para iniciar una agenda común. La reunión giró en torno a cómo acompañar este crecimiento sin generar distorsiones en los precios ni conflictos vecinales. “Hay que pensar en una propuesta integral que contemple lo educativo y lo habitacional”, sostuvo el funcionario.
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Kobak explicó que muchos departamentos dejaron de alquilarse a turistas por la baja demanda y pueden convertirse en residencias estudiantiles. La idea es ofrecer opciones económicas para que los estudiantes puedan vivir durante el año académico sin dificultades. “Madryn puede alquilar de marzo a diciembre y recuperar con renta turística en verano”, explicó.
Una de las preocupaciones es el prejuicio de algunos propietarios, que dudan en alquilar a estudiantes. La propuesta es generar acuerdos formales con respaldo institucional que garanticen la convivencia y el buen uso de los inmuebles. “Los dueños temen que hagan lío dentro de las viviendas, pero con acompañamiento eso no pasa”, aclaró.
Las universidades ofrecieron compartir información y ayudar en la validación de inquilinos. Además, propusieron realizar visitas a los departamentos junto a los estudiantes para generar confianza. “Una ciudad universitaria necesita más que solo aulas”, destacó Kobak.
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El modelo que se proyecta tiene referencias concretas en otras ciudades argentinas. Bahía Blanca fue mencionada como ejemplo por sus barrios enteramente habitados por estudiantes. “Viví en uno de esos lugares y funcionaba perfecto”, relató el corredor inmobiliario.
El plan también contempla mejorar el acceso al transporte público, sumar comedores y servicios cerca de las facultades. Las autoridades buscan garantizar una experiencia universitaria completa, con espacios de estudio, recreación y contención. “Hay que pensar en todo: estudio, alojamiento y vida social”, sintetizó.
El Club Universitario de Puerto Madryn podría ser parte activa de esta transformación. Se lo menciona como un ámbito ideal para integrar a los estudiantes, promover la práctica deportiva y fomentar redes sociales sanas. La ciudad apuesta a contener, no solo a enseñar.
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La sinergia entre el sector público y privado ya mostró resultados positivos en el área turística. Ahora se pretende replicar esa experiencia en el ámbito universitario para aprovechar la capacidad instalada sin uso. “Ya funcionó en turismo y puede funcionar en educación”, dijo Kobak.
La crisis del turismo impulsó una reconversión que hoy encuentra un nuevo destino en la población estudiantil. Muchos departamentos amueblados están ociosos desde la pandemia y podrían cubrir esta nueva demanda. El plan apunta a que nadie se quede sin estudiar por falta de techo.
El crecimiento del sector universitario también dinamiza la economía local con nuevas actividades. Madryn ya nota el impacto positivo de recibir familias, aumentar el consumo y generar empleos en servicios. “Esto genera otra economía para la ciudad”, aseguró.
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Las universidades también proponen asumir un rol activo de corresponsabilidad en esta transformación. La idea es acompañar a los estudiantes durante su estadía y garantizar una buena convivencia en cada barrio. No solo importa el ingreso, también importa la permanencia.
Los actores involucrados coinciden en que el modelo no debe quedar solo en el papel. Para eso, habrá nuevas reuniones con vecinos, desarrolladores y prestadores de servicios. La propuesta ya empezó a rodar con pasos concretos.
El desafío es crecer sin improvisaciones, priorizando la planificación y el respeto por quienes eligen Madryn para formarse. El Estado acompaña, el privado invierte y las universidades articulan. “Esperamos que esto avance y que Madryn pueda ofrecer una propuesta completa”, concluyó Kobak.







