


La misa por el fallecimiento del Papa Francisco reunió a cientos de fieles en la basílica de Flores. El clima solemne se alteró cuando la vicepresidenta Victoria Villarruel abandonó el lugar. Entre gritos, silbidos y cánticos, una parte del público expresó su descontento con su presencia.
“A donde vayas los iremos a buscar”, corearon algunos asistentes. La frase remite a consignas históricas de organismos de derechos humanos y refleja el rechazo a su cercanía con figuras vinculadas al terrorismo de Estado.
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Villarruel ingresó y salió escoltada por la custodia de Casa Militar. Su aparición en el templo no pasó desapercibida. El público reaccionó con abucheos y frases de repudio.
La ceremonia religiosa se realizó en homenaje al Papa argentino, fallecido este lunes a los 88 años. El barrio de Flores, cuna de Jorge Bergoglio, se convirtió en epicentro de homenajes y gestos de despedida.
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El malestar hacia Villarruel se enmarca en una tensión social latente. Su postura en relación con los juicios por crímenes de lesa humanidad genera divisiones profundas en la sociedad.
El acto religioso reunió a dirigentes, vecinos y feligreses, pero la política también dijo presente. El contraste entre el recuerdo del Papa y la polémica por la vicepresidenta marcó un momento de incomodidad en plena despedida.







