


El Gobierno descartó de manera tajante que el saludo entre Santiago Caputo y Mauricio Macri en la cena de la Fundación Libertad implique un acercamiento electoral. Según afirmaron fuentes oficiales, el intercambio fue apenas un gesto de cordialidad que no cambia el rumbo de las relaciones políticas. “No cambia nada”, sintetizó una voz influyente en la Casa Rosada.


Desde el entorno de Caputo explicaron que el saludo fue protocolar, como el que mantuvo con otros asistentes al evento. Incluso señalaron que el asesor presidencial conversó extensamente con Cristian Ritondo y que ambos compartieron un momento fuera del salón. El episodio fue interpretado como una anécdota sin consecuencias políticas.
La escena registrada por la prensa mostró a Caputo sonriendo con Macri, pero puertas adentro el Gobierno ratifica su postura. La estrategia oficial se sostiene en acuerdos provinciales individuales, sin reeditar alianzas partidarias tradicionales. La influencia del ex presidente en este esquema es considerada irrelevante.
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Manuel Adorni, vocero presidencial y candidato a legislador, también fue visto conversando con Macri durante el evento. Sin embargo, las señales de simpatía no alteran la convicción oficial de que el PRO como fuerza política ya no tiene peso decisivo. Desde el Ejecutivo consideran que la etapa de acuerdos formales quedó definitivamente atrás.
La relación entre Macri y el Gobierno se tensó luego de que Milei suspendiera los tradicionales encuentros en Olivos. En ese contexto, el ex mandatario lanzó críticas contra el entorno presidencial, al que acusó de "transar con los malos". Sus declaraciones fueron interpretadas como un intento de marcar distancia ante el avance libertario.
Sebastián Pareja, operador bonaerense cercano a Karina Milei, respondió a Macri con dureza. “Cuando ganamos el balotaje, ni siquiera había que comprarlos, estaban regalados”, sostuvo en una entrevista reciente. El comentario refleja el malestar con los cuestionamientos del fundador del PRO.
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El oficialismo asegura que el vínculo con referentes como Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro sigue firme. Estas figuras mantienen diálogo diario con las terminales de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires. El traspaso político se presenta como inevitable y naturalizado en el esquema libertario.
Desde la Casa Rosada insisten en que Macri no está al tanto de los detalles de estos acuerdos subterráneos. La conducción política prioriza contactos directos con dirigentes territoriales, sin mediaciones de cúpulas partidarias. El fin de las “cenas de milanesas” simboliza el cambio de época en la forma de construir alianzas.
Para el Gobierno, el PRO ya no representa un socio estratégico ni un interlocutor necesario. Consideran que el partido atraviesa un proceso de disolución y pérdida de influencia que lo relega a un rol testimonial. El pragmatismo libertario apuesta a sumar individualidades sin sellos ni estructuras tradicionales.
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El clima de la cena de la Fundación Libertad sirvió para poner en evidencia los nuevos códigos de convivencia política. Gestos de cortesía no equivalen a acercamientos estratégicos ni a reediciones de alianzas electorales pasadas.
Fuente: NA.



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