
El último regalo del papa Francisco ya recorre Gaza convertido en clínica para niños
Actualidad04/05/2025

El papamóvil que usó el papa Francisco durante años fue donado y transformado en una clínica móvil en Gaza. La decisión fue su último acto solidario antes de morir, según confirmó Vatican News. El vehículo ahora busca llevar atención médica a los niños desplazados por la guerra.

La iniciativa fue confiada por el Pontífice a Cáritas Jerusalén para responder a la grave emergencia sanitaria. Se estima que casi un millón de menores fueron desplazados en la franja. “Los niños no son números. Son rostros, nombres, historias”, repitió el Papa en varias oportunidades.
La unidad sanitaria fue equipada con insumos de primera necesidad para asistir a la población infantil. Incluye instrumental de diagnóstico, kits de sutura, vacunas y medicación. El objetivo es que llegue a zonas donde la salud no existe como derecho.
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Peter Brune, secretario de Cáritas Suecia, explicó que se trata de una intervención concreta. Aseguró que el vehículo podrá asistir a niños desnutridos o heridos, cuando se restablezca el acceso humanitario. “No es solo un vehículo, es un mensaje”, declaró.
El sistema de salud en Gaza colapsó y las organizaciones temen por la vida de miles de personas. Cáritas intentará cubrir con esta unidad lugares que hoy están completamente aislados. Cada componente del papamóvil fue rediseñado pensando en la atención pediátrica.
El vehículo que tantas veces trasladó al Papa entre multitudes ahora servirá para salvar vidas en silencio. Las imágenes muestran un interior adaptado con camillas, oxígeno portátil y espacio para personal médico. El símbolo del Vaticano fue reemplazado por el de ayuda humanitaria.
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Además del papamóvil, Francisco dejó otra donación significativa antes de su muerte. Entregó 200.000 euros a una fábrica de pastas de la cárcel juvenil de Casal del Marmo. La intención fue cubrir una hipoteca y generar más empleo para jóvenes en recuperación.
La historia fue contada por el obispo Benoni Ambarus, conocido por Francisco como “Don Ben”. Recordó que el Papa le dijo: “Casi no me queda dinero, pero algo guardé en mi cuenta”. Con ese gesto, ayudó a sostener un proyecto que brinda formación y trabajo a los internos.
Ambarus acompañó al Papa en su histórica visita a la cárcel de Rebibbia el 26 de diciembre. Allí Francisco abrió por primera vez una Puerta Santa dentro de un penal. El gesto fue recibido con profunda emoción por los internos.
Fuente: La Nación.








