Chubut busca ocupar un lugar en el negocio del GNL tras la cancelación de la megaplanta

Actualidad05/05/2025Sergio BustosSergio Bustos
pozo petrolero
Chubut busca su lugar en GNL.

La cancelación de la mayor inversión energética proyectada en la historia argentina dejó un vacío estratégico. YPF decidió no avanzar con la construcción de la megaplanta de gas natural licuado en Río Negro, una obra valuada en 30.000 millones de dólares. En su lugar, enfocará sus esfuerzos en exportar gas desde Vaca Muerta a través de una flota de buques licuefactores, que ya forman parte de un nuevo paradigma para el negocio del GNL en el país.

Esta decisión abre una ventana de oportunidad para otras provincias con historia y capacidad en hidrocarburos. Chubut se mueve con rapidez para presentar propuestas que le permitan insertarse en este nuevo esquema de exportaciones. El gobernador Ignacio Torres ya anunció que su gobierno trabaja en una oferta formal a YPF y otras operadoras para que consideren establecer plantas en territorio provincial.

A diferencia de Río Negro, Chubut no descarta las plantas onshore para ampliar el negocio gasífero. El ejecutivo provincial explora alternativas modulares, adaptadas a la demanda y al potencial de la región. El foco está puesto en el nuevo desarrollo de gas no convencional en la cuenca del golfo San Jorge, una zona históricamente dominada por la producción petrolera convencional.

La clave de este nuevo impulso tiene nombre propio: Cerro Dragón. Pan American Energy, la principal operadora de la cuenca, anunció la confirmación de presencia de shale gas en ese yacimiento. Con esta novedad, Chubut se suma al club del gas no convencional, donde hasta ahora reinaba Vaca Muerta. La empresa ya consiguió la autorización para transformar el área en una concesión de explotación no convencional y se comprometió a invertir 250 millones de dólares en un plan piloto.


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La formación d-129 se convierte así en un nuevo punto estratégico para el futuro energético del país. La interpretación de datos sísmicos, el análisis de pozos existentes y la perforación de un pozo específico permitieron verificar capas de entre 70 y 150 metros de espesor con presencia de gas, a menos de 3.500 metros de profundidad. Este descubrimiento representa un punto de inflexión para una cuenca que venía en declive.

Chubut recupera protagonismo en la discusión energética nacional. Su ecosistema industrial, su red logística y la experiencia de sus trabajadores en servicios petroleros refuerzan su perfil como polo estratégico. Puertos como el de Comodoro Rivadavia se perfilan como nodos clave para apoyar la infraestructura de licuefacción y exportación de gas.

La decisión de YPF de cancelar la planta de río negro también reconfigura la competencia regional. Aunque Vaca Muerta mantiene la delantera en desarrollo, otras provincias como Chubut y Santa Cruz ya se proyectan como actores complementarios. La expectativa es poder construir un esquema federal, donde cada cuenca aporte según sus fortalezas.

El interés internacional por el gas argentino continúa firme. Países europeos, asiáticos y latinoamericanos analizan acuerdos de importación ante la necesidad global de sustituir combustibles fósiles con alternativas más limpias. En ese contexto, la agilidad en la construcción de infraestructura será determinante para definir quién capitaliza primero las oportunidades.


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Los buques de licuefacción flotante ya marcan el ritmo del nuevo negocio. Proyectos como el de Southern Energy —liderado por Pan American Energy, YPF y Golar LNG— ya avanzan en río negro. Se prevé que su primer barco, el Hilli Episeyo, comience a operar en 2027. Un segundo barco se sumará en 2028, con una capacidad total de 6 millones de toneladas anuales.

Aunque estos desarrollos near floating ya están en marcha, Chubut quiere más. El gobierno provincial cree que la magnitud de los recursos disponibles exige una combinación de modelos: tanto embarcaciones flotantes como plantas terrestres podrían operar de forma simultánea. El objetivo es aprovechar al máximo el potencial exportador argentino.

La estrategia de torres busca seducir con una visión a largo plazo. No solo ofrece reservas de gas. También pone sobre la mesa infraestructura, puertos activos, operadoras con trayectoria y un entramado de pymes capacitadas. El modelo chubutense se presenta como una reinvención de su historia hidrocarburífera.

La industria también observa con atención el posible desarrollo de Palermo Aike en Santa Cruz. Esta formación shale, aún poco explorada, podría completar un eje gasífero patagónico que involucre a Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y hasta Tierra del Fuego. La geopolítica energética del sur argentino atraviesa un proceso de transformación sin precedentes.


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La reconversión energética requiere también apoyo institucional y visión estratégica. Los anuncios de inversiones deben acompañarse con infraestructura, seguridad jurídica y políticas públicas que garanticen estabilidad. Chubut ya trabaja en proyectos de ley para facilitar el desembarco de capitales en este nuevo escenario.

La cancelación del proyecto de YPF en Río Negro no significa una derrota, sino una redistribución del tablero. Mientras los barcos se preparan para zarpar, otras provincias se posicionan para captar una porción del negocio. La experiencia muestra que la diversificación puede fortalecer el conjunto del sistema.

El rol del estado nacional será clave para ordenar esta expansión. Sin planificación federal, los esfuerzos pueden dispersarse o superponerse. La articulación entre provincias y nación se vuelve indispensable para optimizar recursos, compartir infraestructura y evitar desequilibrios.

El objetivo final es consolidar una argentina exportadora de gas natural licuado. Un país que no solo abastezca su mercado interno, sino que también contribuya a la matriz energética global. Vaca Muerta ya dio los primeros pasos. Chubut quiere ser parte del camino que sigue.

La respuesta del mercado será el termómetro de estas ambiciones. Si la demanda global se mantiene, si los precios internacionales acompañan y si la tecnología sigue bajando sus costos, Argentina podrá convertirse en un jugador relevante. Los próximos tres años serán determinantes.

La cuenca del golfo San Jorge necesita recuperar su lugar en el mapa energético nacional. El gas no convencional representa una nueva oportunidad. No es un reemplazo total, pero sí una forma de extender la vida útil de una zona clave para la economía regional.


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La formación de recursos humanos y la incorporación de tecnología serán ejes centrales. Para operar con eficiencia, la industria deberá capacitar a su personal en técnicas propias del shale, como el fracking, la estimulación hidráulica y el manejo de pozos horizontales.

Los desafíos también son ambientales. La licencia social para operar no está garantizada. Será necesario garantizar transparencia, estudios de impacto, participación ciudadana y monitoreos ambientales rigurosos para sostener estos desarrollos en el tiempo.

La dimensión política del anuncio de YPF no puede ignorarse. Mientras el gobierno nacional busca inversiones, las provincias compiten para atraerlas. En ese contexto, Torres aprovecha la oportunidad para posicionar a Chubut como un actor confiable y estratégico.

La historia energética del país está en pleno proceso de reescritura. Los modelos anteriores ya no alcanzan. Las megainversiones se reformulan. La eficiencia, la velocidad y la adaptabilidad pasan a ocupar el centro de la escena.

En ese marco, la propuesta de Chubut cobra sentido. No plantea una planta gigantesca ni un polo cerrado. Propone una suma de condiciones que, combinadas, pueden sostener el crecimiento del nuevo negocio gasífero.

El mensaje es claro: Vaca Muerta no está sola. Otras cuencas también quieren protagonismo. Otros puertos también pueden exportar. Otras provincias también poseen talento técnico y capital humano para asumir el desafío.


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La recuperación del potencial gasífero de Chubut puede marcar una nueva etapa para la región. Una etapa que combine experiencia, innovación y apertura al mundo. Una etapa donde el pasado energético se convierta en trampolín para un futuro diferente.

Si el plan piloto de PAE en Cerro Dragón da resultados, todo puede acelerarse. Nuevas inversiones, ampliación de redes, instalación de plantas y aumento del empleo podrían modificar el horizonte económico y social de la provincia.

La Argentina del gas licuado todavía está en construcción. Sus decisiones de hoy definirán su rol internacional en los próximos años. El mapa está en movimiento. Y Chubut ya trazó su camino.

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