Pablo Iribarne, nacido en Río Grande, integró el equipo de efectos especiales de El Eternauta.
Pablo Iribarne integró el equipo de efectos visuales de El Eternauta. El artista nació en Río Grande, inició su carrera cebando mates en una productora local y hoy forma parte de una industria global en plena expansión.
La serie lo convocó desde Uruguay, donde reside desde 2004. Allí trabaja para productoras locales y extranjeras, con foco en la posproducción digital. “Cubríamos carreras, hacíamos programas de autos, de todo un poco”, recuerda Iribarne. En sus inicios, editó desde Tierra del Fuego con recursos limitados, pero con pasión desbordante.
En Buenos Aires retomó el oficio, y en Montevideo consolidó su perfil técnico. Pasó por canales públicos y privados, hasta especializarse en composición 3D desde su propia casa.
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Videoclips, comerciales, películas y series llegaron con el tiempo. Trabajó con bandas como No Te Va Gustar y El Cuarteto de Nos, y más tarde, ingresó a proyectos como El Encargado y El Eternauta. “Cuando llega a mí, la escena ya tiene muchos pasos previos”, explica sobre su tarea. “Yo hago la composición: nieve, fuego, pantallas, disparos, lo que haga falta”.
El software Nuke VFX se convirtió en su herramienta diaria. Cada escena, aunque breve, requiere precisión, creatividad y un trabajo colaborativo con equipos de todo el mundo.
La calidad de la serie alcanzó niveles comparables con producciones de Estados Unidos. “Súper profesional, súper organizado”, define Iribarne, quien destaca el esfuerzo conjunto entre diferentes países y equipos. El éxito de la serie generó repercusión internacional. “En Argentina, en el sur, también se pueden hacer estas cosas”, celebra. “Eso abre una puerta grande.”
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Mientras tanto, Iribarne ya trabaja en Gutiérrez is mai neim, una serie con Darío Barassi y Yayo Guridi para Disney. Y aunque aún no recibió confirmación, espera participar en la segunda temporada de El Eternauta.
A punto de cumplir 50, Pablo valora el presente. “Las películas y las series me sacaron del estrés. Me dieron oxígeno. Ahora lo disfruto, como un bálsamo.”**
Fuente: El Sureño
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