Caputo frenó los aumentos en aceite y refuerza el control de precios
Actualidad07/05/2025
Sergio Bustos
Luis Caputo.
Luis Caputo encabezó una reunión central para frenar los aumentos en productos básicos como el aceite. El encuentro con cadenas de supermercados se realizó este martes al mediodía y confirmó la decisión oficial de contener las subas del 9% al 12% que las aceiteras habían enviado.
La reacción de las cadenas fue inmediata. Supermercados rechazaron la mercadería con nuevas listas de precios y cortaron el ingreso de productos de empresas como Molinos y Unilever. “Hoy los supermercados grandes rechazaron la mercadería”, expresó Caputo en su cuenta de X.
La Secretaría de Comercio avanzó con una mesa de negociación. El objetivo fue contener la tensión entre empresas productoras y comercios. El foco estuvo en el rubro aceitero, uno de los más sensibles para el consumo familiar.
Las empresas del sector, nucleadas en Ciara, también mantuvieron su propia reunión. Fue virtual, y allí compartieron posturas sobre el conflicto. “Hubo acuerdo para revisar los aumentos previstos para este mes”, confirmaron desde una aceitera.
El Gobierno logró que se retrotraigan las listas y evitó un nuevo impacto en las góndolas. Desde otra firma señalaron: “Negociaremos con el retail para que el impacto sea el menor posible”.
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El propio ministro reconoció en redes el gesto de algunas compañías. Agradeció a Molinos por haber retrocedido en su política de precios. “Buena reacción. Y gran gestión de los supermercados cuidando a sus clientes”, escribió Caputo.
La inflación de marzo superó el 3,7% y volvió a encender alarmas en el Gobierno. Abril podría mostrar un índice similar. Por eso el Ministerio de Economía profundizó el control sobre precios sensibles.
Caputo reforzó su postura contra las subas en productos de consumo masivo. Lo hizo primero con las terminales automotrices y ahora con alimentos. La estrategia busca generar un freno sin congelamientos forzados.
La lista de productos apuntados incluye aceites, lácteos y productos de limpieza. El Gobierno quiere evitar nuevas remarcaciones que afecten el bolsillo. Las empresas argumentan aumentos de costos.
Supermercados plantearon que no pueden trasladar todos los incrementos. Señalaron caída en el poder adquisitivo y baja en las ventas. Pidieron estabilidad y reglas claras para planificar márgenes.
Las aceiteras enfrentan aumentos de logística, insumos y salarios. Pero reconocen que no pueden aplicar ajustes sin consenso. Temen perder presencia en góndolas.
Caputo no se mostró dispuesto a ceder. Su equipo remarcó que los consumidores no pueden absorber nuevas subas. La orden fue clara: frenar cualquier aumento que supere el ritmo de los ingresos.
Las cadenas tomaron esa directiva como un respaldo político. Se sintieron autorizadas para rechazar mercadería. La jugada sorprendió a varias proveedoras.
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La Secretaría de Comercio diseñó una mesa de diálogo para evitar desabastecimiento. También convocará a empresas medianas del sector. El objetivo es mantener abastecimiento sin validar listas impuestas.
Las provincias comenzaron a registrar faltantes puntuales en algunos supermercados. Gobernadores pidieron coordinar para evitar escasez. La presión inflacionaria también genera tensiones regionales.
El aceite se convirtió en el producto emblema de esta nueva etapa. Su impacto en el gasto diario lo volvió prioritario. La señal del ministro apunta a reforzar presencia estatal en la regulación.
La industria alimenticia quedó en el centro de la escena. El Gobierno analiza cada rubro con lupa. Caputo definió la política de precios como una “prioridad para estabilizar”.
La Cámara de la Industria Aceitera reconoció que la presión oficial fue efectiva. Aunque reclamó una revisión profunda de estructuras de costos. Pidió incentivos y estabilidad para sostener inversiones.
El ministro no descartó medidas adicionales si continúan los intentos de aumento. Pero aclaró que no volverá a programas de precios máximos. Busca evitar distorsiones sin abandonar el control político.
Los próximos días serán clave para definir un nuevo esquema. El Gobierno quiere cerrar acuerdos parciales. Apunta a frenar la inflación sin congelamientos generales.
Caputo entiende que la política necesita resultados. La imagen oficial depende de mostrar control sobre los precios. El aceite es el primer test real en esa disputa.
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El equipo económico ya monitorea otros rubros. Bebidas, harinas y productos de limpieza serán los próximos objetivos. La estrategia será la misma: presión directa y negociación inmediata.
Los consumidores miran con atención. Saben que el precio del aceite arrastra al resto de los productos. La incertidumbre genera preocupación en los hogares.
El Gobierno busca una señal clara. Pretende mostrar que el mercado no define solo los precios. Caputo intenta posicionarse como garante del equilibrio.
Las empresas saben que habrá más tensión. Reconocen que el contexto no les permite ajustes bruscos. Esperan respuestas más predecibles de parte del Estado.
Supermercados piden acuerdos estables. Temen perder stock por conflictos con proveedores. También exigen previsión para no desordenar las cadenas.
El ministro reforzó el rol del Estado como mediador. Prometió reglas claras pero con firmeza. La inflación no dará respiro.
El conflicto por el aceite marcó una nueva etapa. El Gobierno ya no espera que el mercado se autorregule. La gestión de precios entró en modo intervención directa.
Caputo juega su capital político en cada góndola. La pelea por el aceite es apenas el comienzo. Los próximos productos ya están en la mira.
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