


El partido terminó en victoria para Germinal, pero la paz duró poco. Tras el 4 a 2, comenzó el infierno. La salida del estadio fue como una trampa para los visitantes.
Los jugadores de Brown debieron cruzar por la hinchada local. No hubo separación ni seguridad visible. Todo terminó en caos.
Testigos afirmaron que "los jugadores tuvieron que proteger a sus familias". No fue una pelea entre barras. Fue un ataque en zona liberada.
Video: Vestuario visitante de Guillermo Brown.
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Las piedras y sillas volaron sin control. Dos jugadores terminaron heridos. Uno de ellos fue hospitalizado.
Una mujer, hermana de un futbolista, también recibió un golpe. Fue alcanzada por un objeto contundente. La policía llegó cuando todo ya había pasado.
El estadio El Fortín quedó bajo la lupa. La organización fue improvisada. No hubo planificación para evacuar sin riesgos.
El enfrentamiento no comenzó durante el partido. No hubo incidentes en los 90 minutos. Todo estalló al final, con las familias en peligro.
Vecinos de Rawson exigieron respuestas inmediatas. "Esto no puede pasar más", dijo un comerciante local. El reclamo fue generalizado.
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Los clubes no asumen responsabilidades claras. La Liga del Valle tampoco intervino tras los hechos. El silencio institucional alimenta la repetición.
El fútbol vuelve a mancharse con sangre. La violencia se normaliza en cada fecha. La seguridad parece ser lo que menos importa.







