


Facundo Junghanss compró por Facebook Marketplace el Torino rojo de 1972 que sobrevivió al rodaje de “El Eternauta”. La historia de un homenaje personal, una serie que batió récords globales y un símbolo industrial que vuelve al centro de la escena.


“Lo viejo funciona, Juan. ¡Lo viejo funciona!”. Esa frase del Profesor Favalli ya quedó en la memoria popular. Es el nuevo símbolo de una historia que mezcla ciencia ficción, resistencia y cultura argentina. En esa misma sintonía, el Torino TS rojo de 1972 se convirtió en el auto más famoso del país. Y no por un revival nostálgico, sino porque fue el elegido por Netflix para representar el espíritu del Eternauta en la pantalla. Lo usaron en el rodaje, lo destruyeron dos veces, pero uno sobrevivió.
La serie “El Eternauta” ya es la producción argentina más vista del mundo. En solo dos semanas llegó a la cima de Netflix y fue reproducida en más de 100 países. Su afiche oficial lo deja claro: el Torino aparece adelante, brillante, icónico. Lo filmaron durante ocho meses con tres unidades idénticas. Dos fueron destruidas. Una quedó viva. Esa es la que compró Facundo Junghanss sin saber lo que estaba a punto de pasar.
Facundo no buscaba un auto famoso. Buscaba un auto para su papá. En diciembre de 2024 falleció su padre, fanático del Torino, que siempre soñó con restaurar una Coupé. No pudo manejar más desde que enfermó en 2022. En homenaje a ese deseo, Facundo se puso a buscar una Coupé TS original, con faros traseros redondos, como las de antes. La encontró en Facebook Marketplace y la compró el 14 de enero.
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“Cuando la vi me enamoré. Se la señé al toque”, contó Facundo. Recién más adelante descubrió que ese Torino había participado en la serie más exitosa del país. No era cualquier auto: era el que usaron para las escenas desde el interior. También fue el que sirvió para repeticiones y planos cerrados. No tenía rastros de destrucción. Era el sobreviviente.
Las otras dos unidades no corrieron con la misma suerte. Una fue usada para una escena donde el auto vuelca. Solo quedó sano el portón del baúl. Facundo también lo tiene guardado. La tercera unidad nunca se vio en pantalla: se usó solo para efectos de sonido. Estaba tan modificada que ya no coincidía con la estética del auto original.
El Torino rojo había sido propiedad de la productora encargada de filmar junto a Netflix. Cuando terminó el rodaje, lo vendieron como un auto más. Nadie sabía que el furor por “El Eternauta” iba a explotar. Mucho menos que ese Torino se volvería una leyenda argentina sobre ruedas.
Facundo no estuvo en la grabación, ni conocía a los actores. Solo habló con el dueño anterior, el que manejaba los autos del set. El auto ya estaba en manos de Junghanss cuando desde la productora lo llamaron. Querían alquilarlo para exhibirlo en la avant-premiere de la serie en Buenos Aires.
“Yo ya había empezado a desarmarlo para la restauración. Tuve que volver a armarlo para que luzca bien”, explicó Facundo. Netflix le pagó el alquiler por día. No puede decir cuánto cobró por cláusulas de confidencialidad. Pero el Torino fue estrella del evento, junto a otros vehículos de la serie, como la F-100, la Estanciera y el Jeep.
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Desde entonces, lo invitan seguido a encuentros de autos clásicos. Incluso sin cobrar, lo lleva con gusto. El domingo pasado participó de una muestra en Lanús. El Torino fue una de las estrellas. No solo por su aspecto: también por su historia.
Facundo conocía “El Eternauta” desde el colegio. Recordaba haber leído la historieta original, donde aparece un Cadillac. No era fanático, pero la imagen del auto lo había marcado. Cuando supo que Netflix había reemplazado ese Cadillac por un Torino, sintió que era una reivindicación de la industria nacional.
“Me llena de orgullo que hayan usado un símbolo argentino como el Torino”, dijo. La serie le gustó. Le pareció extraordinaria. Ver su auto en pantalla fue emocionante. Pero más emocionante fue el hecho de que su homenaje personal a su padre se convirtió en algo colectivo. En algo que millones reconocen.
Ya recibió ofertas para venderlo. Algunas, muy buenas. Pero no lo piensa entregar. “Este es un proyecto que empecé con mi viejo. Lo quiero terminar”, explicó. Lo está restaurando íntegro en su propio taller. Y lo va a documentar todo en su canal de YouTube.
No le interesa la fama, ni el dinero. Le interesa el legado. El Torino, para Facundo, no es solo un auto. Es una herencia emocional. Es un símbolo de lo que su padre amaba. También es una forma de mantener vivo un vínculo. Ahora, además, es un pedazo de historia nacional.
Netflix tal vez no pensó que el auto elegido iba a ser tan central. Pero el Torino no solo funcionó: conmovió. Se volvió viral. Se volvió icono. Se volvió inmortal. Y Facundo Junghanss se volvió su guardián.
Facundo y el Torino Eternauta.











