


La Justicia de la provincia de San Juan condenó este lunes a prisión perpetua a la investigadora del CONICET Luciana Bustos por el asesinato de su amigo Marcelo Amarfil, ocurrido en enero del año pasado. La sentencia fue dictada por unanimidad por el tribunal compuesto por los magistrados Guillermo Adárvez, Gerardo Fernández Caussi y Matías Parrón. El fallo consideró probado que Bustos cometió un homicidio doblemente agravado, tanto por el vínculo como por alevosía.


El caso había causado gran conmoción desde sus inicios, no solo por la brutalidad del crimen, sino también por el perfil de la acusada, reconocida en el ámbito académico. Bustos fue acusada de haber matado a Amarfil durante un juego sexual que terminó de forma violenta. La noche del crimen, ambos habían salido juntos y terminaron estacionados cerca del aeropuerto Domingo Faustino Sarmiento.
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Durante el juicio, los fiscales presentaron pruebas que indicaron que la víctima fue engañada por Bustos en medio de un encuentro íntimo. La mujer le ató las manos al volante del auto, le colocó un antifaz y, aprovechando su inmovilidad, lo degolló y luego lo apuñaló seis veces. El ensañamiento y la indefensión de la víctima fueron elementos clave para calificar el crimen como alevoso.
El juicio se había iniciado el 8 de abril de este año, pero debió ser interrumpido cuando el juez Adárvez sufrió un infarto durante las audiencias. La pausa generó una fuerte expectativa en torno al caso, que se reanudó recién a fines de ese mes. Finalmente, este lunes, el tribunal emitió el veredicto que determinó la responsabilidad plena de la imputada.
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Uno de los aspectos más controvertidos del proceso fue la declaración inicial de Bustos al momento del hallazgo del cuerpo. Al llegar la policía al lugar, ella aseguró que su amigo se había suicidado. Sin embargo, las pericias médicas y forenses desmintieron esa versión. Los investigadores concluyeron que se trató de un asesinato planificado y ejecutado con frialdad.
Los jueces señalaron que el vínculo de amistad entre la víctima y la imputada fue un factor determinante en la pena aplicada. La relación cercana entre ambos agravó aún más el delito, al tratarse de una traición íntima que vulneró la confianza personal. “Se trató de un ataque artero, premeditado y cruel”, remarcó uno de los magistrados durante la lectura del fallo.
Luciana Bustos, al momento de emitir sus últimas palabras ante el tribunal, sostuvo su inocencia. Agradeció a su familia y expresó su pesar por el dolor de los seres queridos de la víctima. “Siento un profundo dolor por los familiares de Marcelo. Quiero abrazar a Graciela, su hermana”, dijo con la voz quebrada, antes de ser escoltada nuevamente a su celda.
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La víctima, Marcelo Amarfil, tenía 35 años y mantenía una amistad de larga data con la condenada. Sus familiares aseguraron que nunca imaginaron que Bustos pudiera haber sido capaz de una acción semejante. El crimen se produjo en la madrugada del 17 de enero de 2024, luego de que ambos pasaran por un bar y se dirigieran al lugar donde ocurrieron los hechos.
El relato de los hechos reconstruido por la fiscalía fue sólido y detallado. Con base en pericias forenses, análisis de ADN, reconstrucciones del lugar y mensajes intercambiados entre la víctima y la acusada, se logró sostener una hipótesis sin fisuras para el tribunal. La acusación rechazó de plano cualquier posibilidad de accidente o suicidio.
La condena a prisión perpetua implica que Bustos deberá pasar al menos 35 años tras las rejas antes de poder solicitar una revisión de su situación. En el ámbito académico, su expulsión del CONICET se concretaría de manera automática. La noticia causó impacto en la comunidad científica, donde su figura había ganado cierto reconocimiento.
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El crimen de Amarfil se convirtió en uno de los casos más resonantes de los últimos años en San Juan. La combinación de violencia, vínculo personal, sexualidad y traición generó un interés social y mediático que se sostuvo durante todo el proceso judicial. La sentencia marca el cierre de una etapa, aunque el dolor de la familia permanece.
Desde el entorno de la víctima señalaron que la justicia fue “un paso necesario, pero no suficiente”. Graciela Amarfil, su hermana, expresó tras la audiencia: “Mi hermano no merecía este final. Nos arruinaron la vida, pero al menos hay una verdad reconocida”. La mujer agradeció el acompañamiento social y la labor del equipo fiscal.
Fuente: N A









