


La ciudad de Puerto Madryn vive por estos días el comienzo oficial de su temporada de ballenas, con avistajes diarios desde abril y un entusiasmo creciente entre vecinos, turistas y escuelas. María Cabrera, directora de Conservación municipal, confirmó que los ejemplares de ballena franca austral ya se dejan ver con frecuencia y a muy poca distancia de la costa, algo poco habitual para esta altura del año. “Esta mañana vi ocho ballenas en Playa Las Canteras”, comentó en una entrevista con #LA17.


El primer ejemplar fue registrado el 20 de abril, y desde entonces se observaron ballenas a diario en la zona de El Doradillo, un área protegida de alto valor ambiental. Normalmente los avistajes ocurren más lejos, en la boca del golfo o en Península Valdés, pero este año se dieron más cerca de las playas. Cabrera aseguró que "llegaron muy cerca de la costa y se mostraron muy activas".
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Los guardaparques municipales ya comenzaron a compartir imágenes y videos que registran el comportamiento de los cetáceos. Algunos de estos registros muestran coletazos, saltos y nado en grupo, lo que aumenta la emoción local. La expectativa es alta en Madryn, donde el turismo de naturaleza representa un motor económico clave. El fenómeno también marca el inicio de un nuevo ciclo del programa educativo “Los chicos de Madryn reciben a las ballenas”.
Este programa, que cumple 20 años, comenzará formalmente el 2 de junio con la participación de escuelas locales. Las primeras instituciones en sumarse serán las escuelas 1, 49, 100, 92 y 162. “Unos 140 chicos abrirán el ciclo este año”, confirmó Cabrera, quien destacó la dimensión emocional de la experiencia para muchos de ellos.
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El recorrido implica que un colectivo pasa a buscar a los chicos por sus escuelas. Son guiados durante toda la jornada por especialistas en educación ambiental que les explican el comportamiento de las ballenas, el valor ecológico del Doradillo y otras especies del ecosistema costero. Al finalizar, los chicos disfrutan una chocolatada mientras observan el mar.
“Algunos de estos chicos nunca vieron el mar”, contó la funcionaria. Muchos también conocen por primera vez a la ballena franca austral, especie que aprenden a identificar en charlas previas organizadas por el municipio. El programa busca no solo enseñar, sino también generar una conexión emocional con el entorno natural.
La directora también recordó que El Doradillo es un área protegida, donde rigen normas específicas para evitar impactos negativos. La zona es clave para la parición y reproducción de las ballenas. “No se puede circular con vehículos sobre la playa”, advirtió Cabrera, quien subrayó que las restricciones no son caprichosas, sino parte de un deber de conservación.
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A su vez, señaló que la circulación desordenada puede afectar a otras especies que habitan el lugar, como las aves playeras. Estas utilizan la costa para nidificar, y la presión humana daña sus hábitats. “Cada medida busca conservar ese lugar privilegiado”, explicó.
Cabrera hizo un llamado a la responsabilidad colectiva y a dejar atrás ciertas costumbres. “Tenemos que superar la etapa del ‘yo venía siempre’”, dijo, en referencia a quienes se resisten a los cambios en las reglas. Afirmó que el objetivo es garantizar que futuras generaciones también puedan disfrutar de ese entorno único.
Según las proyecciones del municipio, este año participarán 1.963 chicos del programa educativo. La cifra implica una gran logística, coordinada entre el área de Conservación, las escuelas y el sistema de guías. El contenido social del programa es tan importante como el ecológico: permite que niños de distintos contextos vivan una experiencia que recuerda toda la vida.











